La NASA pierde el contacto con el orbitador marciano MAVEN

La nave dejó de transmitir tras pasar por detrás de Marte, sin indicios previos de fallos en sus sistemas

La NASA investiga la pérdida de señal de la sonda MAVEN, que se produjo el 6 de diciembre durante una de sus órbitas alrededor de Marte. La nave, en operación desde 2014, dejó de comunicarse con las estaciones terrestres tras pasar por detrás del planeta rojo desde la perspectiva de la Tierra, una fase habitual en cada órbita. Antes de ese momento, la telemetría recibida indicaba que todos los subsistemas funcionaban con normalidad.

Vista superior de la sonda MAVEN orbitando Marte, mostrando los paneles solares desplegados
Recreación artística de la sonda MAVEN en órbita alrededor de Marte, con sus paneles solares desplegados y la antena de alta ganancia orientada hacia la Tierra. Créditos: NASA/GSFC

Una vez que MAVEN volvió a tener línea de visión con la Tierra, la Red de Espacio Profundo de la NASA no detectó ninguna señal procedente de la nave. Desde entonces, los equipos responsables de la misión y de las operaciones están analizando la situación para determinar el origen de la anomalía y evaluar posibles escenarios de recuperación. La agencia ha indicado que se difundirá nueva información a medida que avance la investigación.

MAVEN, siglas de Mars Atmosphere and Volatile EvolutioN, fue lanzada en noviembre de 2013 y entró en órbita marciana en septiembre de 2014. Su objetivo científico principal es el estudio de la atmósfera superior de Marte, la ionosfera y su interacción con el viento solar, con el fin de comprender cómo el planeta ha ido perdiendo gases hacia el espacio a lo largo del tiempo. Estos procesos son clave para reconstruir la evolución climática marciana, la estabilidad pasada del agua líquida en superficie y las condiciones de habitabilidad en sus primeras etapas.

Además de su labor científica, MAVEN cumple una función técnica relevante como nodo de comunicaciones, retransmitiendo datos entre la Tierra y varios vehículos de superficie que operan en Marte. En 2024 la misión superó los diez años de operaciones en órbita, un hito que reflejaba tanto la robustez del diseño de la nave como la importancia continuada de sus datos para la ciencia planetaria. La actual pérdida de contacto introduce incertidumbre sobre la continuidad de estas contribuciones, a la espera de que se esclarezca el estado de la sonda.

Perseverance detecta actividad eléctrica en la atmósfera marciana vinculada a tormentas de polvo

Identificaron estas descargas analizando 28 horas de audio y señales eléctricas registradas por el micrófono SuperCam de Perseverance.

La primera detección directa de actividad eléctrica en Marte se ha obtenido con las grabaciones del micrófono SuperCam del rover Perseverance en el cráter Jezero. El análisis, publicado en Nature, identifica descargas triboeléctricas, un tipo de electrificación generado por el roce entre partículas sólidas, producidas por procesos que levantan polvo cerca de la superficie. Las señales acústicas y eléctricas extraídas de 28 horas de registro confirman que los campos eléctricos marcianos alcanzan niveles previstos por modelos anteriores, aunque nunca verificados in situ.

En total se han detectado 55 eventos en dos años marcianos. Las descargas aparecen durante vientos intensos, remolinos de polvo y frentes activos de tormenta. En dos ocasiones coincidieron con encuentros directos entre el rover y remolinos de polvo o dust devils. La fricción entre partículas de arena y polvo genera polarización y acumulación de carga, suficiente para provocar pequeñas rupturas del aire marciano. Aunque estas señales confirman la presencia de descargas, no existe ninguna imagen directa de relámpagos en Marte, ya que la baja densidad del aire y la poca energía de estos procesos dificultan su observación óptica.

Los frentes de tormenta son especialmente frecuentes en regiones como Jezero. Su recurrencia sugiere que la electrificación influye en el inicio del levantamiento de partículas, ya que reduce la fricción necesaria para que los granos se eleven. Este mecanismo puede modificar la dinámica del polvo y contribuir a eventos regionales o globales. La actividad eléctrica también afecta a la química superficial. Los campos pueden favorecer la producción de oxidantes como el peróxido de hidrógeno, relevantes para la degradación de compuestos orgánicos y para el ciclo del cloro marciano.

El estudio plantea implicaciones operativas. Las descargas registradas son de baja energía, pero su presencia obliga a considerar el efecto de los campos eléctricos en sistemas de comunicaciones y electrónica de futuras misiones. Algunos fallos históricos en sondas que operaron durante tormentas de polvo han sido atribuidos a fenómenos eléctricos, aunque sin evidencia directa en aquel momento.

Las detecciones obtenidas con Perseverance refuerzan la necesidad de desplegar instrumentos dedicados a la medición eléctrica. La mayor parte de los modelos atmosféricos se basa en observaciones remotas y en la dinámica del polvo, por lo que disponer de sensores específicos permitiría caracterizar la relación entre viento, partículas y descargas en distintos entornos. La electrificación por rozamiento también se considera un proceso posible en otros mundos con atmósferas raras y abundancia de partículas, como Venus o Titán.

El micrófono de SuperCam, diseñado inicialmente para registrar sonidos del entorno y el impacto del láser del instrumento, demuestra capacidad para captar señales atmosféricas de muy baja intensidad. La continuidad de la misión permitirá ampliar la muestra y analizar variaciones estacionales, topográficas o meteorológicas. Estos datos se integrarán en modelos de circulación global para evaluar si la actividad eléctrica pudo ser más intensa en el pasado marciano, cuando existían mayores contrastes térmicos y abundancia de tormentas.

La confirmación de descargas triboeléctricas in situ proporciona un marco experimental sólido para estudiar la interacción entre superficie y atmósfera. Este proceso se añade a otros fenómenos clave en Marte, como la movilidad del polvo, la evolución química de los sedimentos y la preservación de materiales orgánicos en regiones como el cráter Jezero, donde Perseverance continúa su campaña científica.

Referencias y más información

Lanzadas con éxito las sondas ESCAPADE de la NASA rumbo a Marte

La misión ESCAPADE (“Escape and Plasma Acceleration and Dynamics Explorers”) de la NASA inició su viaje interplanetario tras despegar desde Cabo Cañaveral el pasado 13 de noviembre de 2025, a bordo del segundo vuelo operativo del cohete New Glenn de la empresa estadounidense Blue Origin.
El lanzamiento, inicialmente previsto para el 9 de noviembre, fue aplazado hasta en dos ocasiones. La misión destinada a estudiar el entorno marciano y su evolución atmosférica reúne la colaboración de la NASA, la industria privada y centros universitarios.

Lanzamiento del cohete New Glenn de Blue Origin desde Cabo Cañaveral con la misión ESCAPADE de la NASA hacia Marte
El cohete New Glenn de Blue Origin despega desde Cabo Cañaveral el 13 de noviembre de 2025 con las sondas gemelas ESCAPADE de la NASA, que se dirigirán a Marte tras un año en el punto de Lagrange L2. Créditos: Blue Origin

Las dos sondas gemelas, denominadas Azul y Oro en referencia a los colores de la Universidad de California en Berkeley (institución que lidera la misión científica), forman parte del programa SIMPLEx (Small Innovative Missions for Planetary Exploration) de la NASA, diseñado para fomentar misiones interplanetarias de bajo coste y alta eficiencia. Su objetivo es analizar cómo el viento solar interactúa con la atmósfera superior de Marte, impulsando el escape de partículas hacia el espacio y contribuyendo a la pérdida gradual de su aire primitivo.

Cada sonda, de 550 kg, fue construida por Rocket Lab sobre una plataforma de diseño modular y equipada con tres instrumentos principales: un magnetómetro (EMAG) para medir la intensidad de los campos magnéticos, un analizador electrostático (EESA) para caracterizar las partículas cargadas y una sonda de Langmuir (ELP) para estudiar la densidad del plasma. Al volar en formación, Azul y Oro podrán observar el mismo fenómeno desde posiciones distintas, ofreciendo una visión tridimensional y temporal del entorno magnético de Marte, algo inédito hasta ahora.

Una trayectoria innovadora hacia Marte

En lugar de dirigirse directamente al planeta, las sondas seguirán una trayectoria que las llevará a una órbita alrededor del punto de Lagrange L2 del sistema Tierra-Sol, a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta. Permanecerán allí durante un año antes de ejecutar una maniobra de asistencia gravitatoria que las pondrá rumbo a Marte a finales de 2026. Esta trayectoria no convencional aprovecha la estabilidad gravitatoria del sistema Tierra-Sol para optimizar el consumo de combustible y ampliar las oportunidades de lanzamiento fuera de las tradicionales “ventanas” bianuales a Marte.

El viaje interplanetario culminará con la llegada al planeta en septiembre de 2027, cuando ambas sondas se situarán en órbitas elípticas complementarias que les permitirán cartografiar el campo magnético y la ionosfera marciana en tres dimensiones. Con estas observaciones, los científicos esperan comprender con mayor detalle cómo se pierde la atmósfera marciana al espacio y cómo ese proceso transformó un mundo que alguna vez tuvo agua superficial en el planeta árido que se observa hoy.

Diagrama del perfil de vuelo del cohete New Glenn-2 con las fases de lanzamiento y llegada de la misión ESCAPADE a Marte
Perfil de vuelo del cohete New Glenn-2 durante la misión ESCAPADE de la NASA, con las fases de lanzamiento, separación y llegada a Marte. Créditos: Blue Origin

Avance para la exploración del Sistema Solar

ESCAPADE amplía la labor iniciada por misiones como MAVEN de la NASA y Al Amal de los Emiratos Árabes Unidos, que siguen midiendo la composición y dinámica de la atmósfera marciana. Sin embargo, al contar con dos naves idénticas en órbitas coordinadas, ESCAPADE podrá observar los efectos del viento solar en escalas de minutos, no de horas, lo que permitirá detectar variaciones locales y temporales del escape atmosférico.

Los datos obtenidos permitirán reconstruir la historia del clima marciano, estimar la pérdida de agua y gases volátiles a lo largo del tiempo y caracterizar las condiciones del entorno espacial que afrontan las misiones actuales y futuras.

Puedes conocer los detalles técnicos de ambas sondas y sus instrumentos en la página del blog dedicada a la misión ESCAPADE.

Las dos sondas gemelas de la misión ESCAPADE de la NASA durante su integración en las instalaciones de montaje, con sus paneles solares desplegados parcialmente.
Las dos sondas gemelas de la misión ESCAPADE (Escape and Plasma Acceleration and Dynamics Explorers) de la NASA durante su fase de integración y comprobación en tierra, antes de ser encapsuladas para el lanzamiento hacia Marte. Créditos: NASA / Kim Shiflett

Un hito para la colaboración público-privada

Aunque el lanzamiento se enmarca en un contexto de intensa competencia entre empresas espaciales, su desarrollo refuerza el modelo de cooperación entre agencias e industria para ampliar las oportunidades de exploración más allá de la Tierra.
El cohete New Glenn, construido por Blue Origin, completó con éxito su segundo vuelo orbital, situando las sondas en la trayectoria prevista y recuperando por primera vez su primera etapa reutilizable en la plataforma oceánica Jacklyn. Todo un hito para la compañía del oligarca Jeff Bezos. Este resultado sitúa a Blue Origin como la segunda empresa privada capaz de recuperar etapas orbitales, junto con SpaceX.

El cohete New Glenn de Blue Origin en la rampa de lanzamiento LC-36 de Cabo Cañaveral antes de la misión NG-2 con las sondas ESCAPADE de la NASA
El cohete New Glenn de Blue Origin en la rampa de lanzamiento LC-36 de la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral, Florida, durante los preparativos previos al lanzamiento de la misión NG-2 con las sondas gemelas ESCAPADE de la NASA. Fotografía tomada el 8 de noviembre de 2025. Créditos: Blue Origin
El cohete New Glenn de Blue Origin asciende sobre el océano Atlántico durante la misión NG-2 que transporta las sondas marcianas ESCAPADE de la NASA.
El cohete New Glenn de Blue Origin asciende sobre el océano Atlántico tras su lanzamiento desde Cabo Cañaveral durante la misión NG-2, que envía las sondas gemelas ESCAPADE de la NASA hacia Marte. El New Glenn luce espectacular. Créditos: Blue Origin
La primera etapa del cohete New Glenn de Blue Origin tras aterrizar con éxito sobre la plataforma oceánica Jacklyn en el Atlántico.
La primera etapa del cohete New Glenn de Blue Origin tras su aterrizaje controlado en la plataforma oceánica Jacklyn, a unos 600 kilómetros de la costa atlántica, tras completar el lanzamiento de la misión ESCAPADE de la NASA. Créditos: Blue Origin

Referencias y más información
NASA – ESCAPADE Mission Overview
Blue Origin

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El cohete New Glenn de Blue Origin se dispone a enviar las sondas ESCAPADE de la NASA a Marte

Dos satélites idénticos volarán en formación para cartografiar el entorno magnético marciano

La NASA y la empresa Blue Origin ultiman los preparativos para el lanzamiento de la misión ESCAPADE (“Escape and Plasma Acceleration and Dynamics Explorers”), que enviará dos satélites gemelos a Marte a bordo del segundo vuelo operativo del cohete New Glenn, el lanzador pesado parcialmente reutilizable de Blue Origin. El lanzamiento, inicialmente previsto para noviembre, ha sido aplazado por condiciones meteorológicas y de actividad solar, sin nueva fecha confirmada por el momento.

ESCAPADE forma parte del programa SIMPLEx (Small Innovative Missions for Planetary Exploration), diseñado para fomentar misiones interplanetarias de bajo coste y alta eficiencia. Las dos sondas, denominadas Azul y Oro, fueron construidas por Rocket Lab y serán operadas por la Universidad de California en Berkeley, que lidera el proyecto científico. Su objetivo es estudiar la interacción entre el viento solar y la atmósfera superior de Marte mediante observaciones simultáneas del plasma y los campos magnéticos que gobiernan la dinámica de partículas cargadas. La misión ofrecerá por primera vez una visión tridimensional del entorno magnético del planeta.

Tras el lanzamiento, las sondas seguirán una trayectoria innovadora: permanecerán un año en el punto de Lagrange L2 antes de realizar una maniobra de asistencia gravitatoria que las dirija hacia Marte. Su llegada está prevista para 2027, cuando comenzarán una fase científica primaria de tres años.

Puedes conocer los detalles técnicos de ambas sondas y sus instrumentos en la página del blog dedicada a la misión ESCAPADE.

El papel de Blue Origin y el cohete New Glenn

El vuelo marcará la segunda misión del lanzador New Glenn, tras su debut en enero de 2025. Este cohete, de 95 metros de altura y 7 metros de diámetro en la cofia, utiliza siete motores BE-4 alimentados con metano y oxígeno líquido. Su primera etapa es reutilizable y, en esta misión, intentará realizar el primer aterrizaje controlado del programa sobre la plataforma oceánica Jacklyn, situada a varios cientos de kilómetros frente a la costa atlántica. Este paso inaugurará las operaciones de recuperación de etapas de Blue Origin, una práctica ya habitual en los lanzadores Falcon 9 y Falcon Heavy de SpaceX, que ha permitido reducir costes y aumentar la frecuencia de vuelos orbitales.

En esta misión, el New Glenn desplegará las dos sondas ESCAPADE junto con un experimento tecnológico de Viasat, que probará el sistema “InRange” de retransmisión de telemetría mediante enlace satelital en apoyo al programa de comunicaciones espaciales de la NASA. La operación completa está coordinada por el Launch Services Program de la agencia.

El ensayo de encendido estático realizado el 31 de octubre confirmó el correcto funcionamiento de los siete motores BE-4 durante 38 segundos, validando los sistemas de propulsión del cohete. Blue Origin introdujo mejoras en la gestión de propelentes y en el control térmico de los motores con vistas a la recuperación del propulsor tras el despegue, un paso esencial para mantener una cadencia de lanzamientos sostenida.

Una nueva generación de misiones interplanetarias

ESCAPADE se enmarca en la nueva generación de misiones interplanetarias modulares y de bajo coste. Con un presupuesto inferior a 80 millones de dólares, las dos naves de 550 kg complementarán los datos obtenidos por la misión MAVEN de la NASA, aún operativa en órbita marciana.
Los instrumentos principales —un magnetómetro (EMAG), un analizador electrostático (EESA) y una sonda de Langmuir (ELP)— medirán campos magnéticos, flujos de iones y electrones, y densidades de plasma en la ionosfera. Al operar en formación, ambas sondas podrán registrar variaciones temporales en escalas de minutos, proporcionando un retrato tridimensional del viento solar y su efecto erosivo sobre la atmósfera marciana.

Los resultados de ESCAPADE contribuirán a comprender mejor la pérdida progresiva de gases atmosféricos y agua en Marte, y ayudarán a prever los efectos del clima espacial que podrían afectar a futuras misiones humanas.

El lanzamiento de las sondas representa también un ensayo tecnológico del nuevo enfoque de cooperación entre NASA, universidades y empresas privadas para misiones planetarias, combinando desarrollo académico, ingeniería comercial y lanzadores reutilizables.

Fecha del lanzamiento

El lanzamiento de la misión ESCAPADE, inicialmente previsto para el domingo 9 de noviembre de 2025, fue suspendido por condiciones meteorológicas adversas en Cabo Cañaveral. Un segundo intento, programado para el miércoles 12, también tuvo que cancelarse por una intensa actividad solar que podría haber afectado al lanzador y a las sondas. La NASA y Blue Origin todavía no han anunciado una nueva fecha para el despegue, que se llevará a cabo cuando las condiciones atmosféricas y espaciales sean seguras.

Referencias y más información
NASA – ESCAPADE Mission Overview

Mars Express y ExoMars TGO cartografían los torbellinos de polvo marcianos

El nuevo catálogo global de dust devils revela vientos de hasta 158 km/h y abre nuevas perspectivas para futuras misiones a Marte.

Durante dos décadas, las sondas europeas Mars Express y ExoMars Trace Gas Orbiter (TGO) (misión conjuntra entre la ESA y Rusia) han observado la superficie de Marte con una constancia sin precedentes. De ese inmenso archivo de imágenes, un grupo de investigadores ha conseguido ahora algo que parecía inalcanzable: rastrear más de mil torbellinos de polvo, conocidos como “dust devils”, para reconstruir los patrones del viento que moldean el clima marciano. El resultado es el primer catálogo global de estos fenómenos en movimiento, un mapa detallado de los vientos del planeta rojo que revela que las ráfagas más intensas soplan mucho más rápido de lo que se creía.

El estudio, publicado en la revista Science Advances y dirigido por el investigador Valentin Bickel, de la Universidad de Berna, representa un salto en nuestra comprensión de la atmósfera de Marte. Hasta ahora, los modelos meteorológicos del planeta se basaban en datos limitados procedentes de unas pocas misiones de superficie y observaciones puntuales desde la órbita. Gracias al análisis automatizado de miles de imágenes obtenidas por las cámaras de Mars Express, lanzada en 2003, y de ExoMars TGO, que llegó en 2016, los científicos han podido rastrear 1.039 torbellinos individuales y determinar la velocidad y dirección de movimiento de 373 de ellos.

En las nuevas imágenes se aprecia cómo los torbellinos se forman, desplazan y desvanecen sobre distintos terrenos, desde llanuras polvorientas hasta cráteres y las laderas de los grandes volcanes marcianos. La comparación de secuencias obtenidas con segundos de diferencia permitió medir su desplazamiento lateral y deducir la velocidad del viento local, que en algunos casos alcanza los 44 m/s (unos 158 km/h). Aunque la atmósfera marciana es tan tenue que una persona apenas sentiría el empuje de ese viento, las velocidades registradas superan las predicciones de los modelos actuales, lo que sugiere que la dinámica superficial de Marte es más activa de lo estimado.

Estos remolinos tienen un papel esencial en la meteorología marciana, pues son responsables de levantar el polvo que oscurece el cielo y modifica la temperatura del planeta. En la atmósfera de Marte, el polvo actúa como un regulador térmico: durante el día puede reflejar la radiación solar y enfriar el suelo, mientras que de noche ayuda a retener el calor. Este mismo polvo también sirve de núcleo para la formación de nubes y, cuando las tormentas se generalizan, contribuye a que el vapor de agua se escape al espacio. En ausencia de lluvia, las partículas permanecen suspendidas durante largos periodos, recorriendo todo el planeta y manteniendo en equilibrio el ciclo del polvo que condiciona su clima.

Los investigadores desarrollaron una red neuronal entrenada para identificar torbellinos en los datos de archivo. Con este sistema, revisaron imágenes tomadas por los instrumentos de ambas sondas desde 2004 hasta 2024. El resultado fue un catálogo que no solo localiza los dust devils, sino que indica su tamaño, dirección y desplazamiento. Los mapas generados muestran que, aunque estos fenómenos aparecen en casi todas las regiones del planeta, son especialmente frecuentes en Amazonis Planitia, una vasta llanura situada al noroeste del ecuador marciano cubierta por finas capas de polvo y arena. También se observan torbellinos en los flancos de los grandes volcanes como Olympus Mons y Arsia Mons, donde las diferencias térmicas entre las zonas altas y el entorno favorecen su formación.

La mayor parte de los torbellinos se produce durante la primavera y el verano marcianos, entre las 11:00 y las 14:00 hora solar local, coincidiendo con el máximo calentamiento del suelo. Este comportamiento es similar al observado en regiones áridas de la Tierra, donde los remolinos se originan por diferencias de temperatura entre el suelo y el aire cercano. En Marte, sin embargo, la falta de humedad y la escasa densidad atmosférica hacen que estos torbellinos puedan alcanzar tamaños mucho mayores, algunos de varios cientos de metros de altura.

El hallazgo no solo amplía el conocimiento del clima de Marte, sino que tiene consecuencias prácticas para futuras misiones. Los torbellinos y tormentas de polvo afectan directamente al rendimiento de los paneles solares de los vehículos robóticos. El polvo acumulado puede reducir la energía disponible e incluso dejar inoperativos a los exploradores, como ocurrió con el rover Opportunity en 2018. Sin embargo, los dust devils también pueden tener el efecto contrario: el viento que generan ha limpiado ocasionalmente los paneles de rovers como Spirit y InSight, prolongando su vida operativa. Con el nuevo catálogo, los ingenieros podrán prever con más precisión las zonas y épocas con mayor probabilidad de actividad eólica, lo que servirá para planificar aterrizajes y operaciones en la exploración de Marte.

El equipo de investigación destaca que estos datos ayudan a perfeccionar los modelos atmosféricos del planeta y permiten prever la cantidad de polvo que podría depositarse sobre un futuro rover o módulo de aterrizaje. Al conocer mejor la dirección predominante de los vientos en una región, se pueden diseñar estrategias de limpieza más efectivas o sistemas de orientación de los paneles solares para reducir la acumulación de partículas. Además, el catálogo está disponible públicamente, lo que permitirá que otros grupos de investigación lo utilicen para contrastar modelos o estudiar la evolución del clima marciano a lo largo del tiempo.

Resulta especialmente notable que las sondas utilizadas no fueron diseñadas para medir el viento. El logro del equipo consistió en aprovechar un artefacto del propio proceso de obtención de imágenes. Tanto en Mars Express como en ExoMars TGO, las cámaras capturan varias tomas del mismo punto de la superficie en distintos canales de color o ángulos de visión, con una diferencia temporal de segundos entre cada una. Si algo se mueve entre una toma y otra, como un torbellino de polvo, se produce un leve desplazamiento en su posición o color al combinar las imágenes. Lo que normalmente se considera un “ruido” o error de alineación fue convertido en una herramienta de medida: la distancia entre las posiciones sucesivas permitió calcular la velocidad de desplazamiento del fenómeno.

En el caso de Mars Express, cada secuencia de observación incluye hasta nueve canales de imagen, con intervalos de 7 a 19 segundos entre cada uno. Durante ese breve tiempo, un torbellino puede avanzar decenas de metros, lo suficiente para estimar su velocidad. En ExoMars TGO, las cámaras capturan dos vistas con una separación de hasta 46 segundos, lo que facilita observar desplazamientos mayores y validar las mediciones obtenidas con la otra sonda. Con estos datos combinados, los investigadores lograron reconstruir los movimientos tridimensionales de los dust devils, incluyendo sus oscilaciones laterales y cambios de velocidad durante su desarrollo.

El estudio pone de relieve cómo el análisis de archivo y la aplicación de técnicas de inteligencia artificial están abriendo nuevas vías en la investigación planetaria. La posibilidad de medir directamente los vientos cerca de la superficie es fundamental para comprender la circulación atmosférica y los procesos de erosión que modelan el paisaje marciano. A largo plazo, estos resultados permitirán refinar las previsiones meteorológicas locales y mejorar la seguridad de futuras misiones tripuladas, donde la acumulación de polvo podría comprometer tanto los sistemas energéticos como la visibilidad y las comunicaciones.

Marte, con sus inmensos desiertos y tormentas globales, sigue siendo un laboratorio natural para estudiar cómo la dinámica atmosférica evoluciona en un planeta sin océanos ni una atmósfera densa. Los remolinos de polvo, que durante años se consideraron simples curiosidades visuales, se revelan ahora como una de las claves para entender la respiración diaria de su atmósfera. Gracias a la paciente observación de las sondas de la ESA y al ingenio de los científicos, cada nuevo torbellino detectado nos ofrece una pequeña ventana a los mecanismos que gobiernan el clima del planeta rojo.

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