Las grandes cuencas de impacto de Mercurio revelan una secuencia común de vulcanismo

Un estudio comparativo muestra que el tamaño del impacto y la evolución térmica del planeta controlaron el relleno volcánico de sus principales cuencas

Cuando se observan las grandes cuencas de impacto en la superficie de Mercurio, resulta tentador pensar que cada una cuenta una historia distinta. Sus tamaños varían, su aspecto no es idéntico y las llanuras volcánicas que las rellenan muestran diferencias claras en brillo y color. Sin embargo, un nuevo análisis de los datos de la misión MESSENGER sugiere que, por debajo de esas diferencias, todas siguen un mismo guion.

El estudio, publicado en Journal of Geophysical Research: Planets, compara cinco de las mayores cuencas de impacto del planeta, Caloris, Rembrandt, Beethoven, Tolstoj y Rachmaninoff. Juntas cubren un amplio abanico de tamaños y edades y permiten observar cómo responde el interior de Mercurio cuando un impacto excava la corteza con distinta energía. En lugar de analizar cada cuenca por separado, los autores las ponen en contexto y buscan patrones comunes.

Detalle de la cuenca Caloris captada por la sonda Messenger de la NASA. Créditos: NASA

Tras formarse, estas cuencas no quedaron como simples cicatrices. Muy pronto se convirtieron en zonas preferentes para el ascenso de magma. Grandes volúmenes de lava inundaron sus interiores y dieron lugar a extensas llanuras que hoy dominan buena parte de la superficie mercuriana. Lo que no estaba claro hasta ahora era si las diferencias espectrales entre esas llanuras indicaban magmas distintos, procedentes de fuentes diferentes, o si simplemente reflejaban etapas sucesivas de un mismo proceso volcánico.

Para aclararlo, los autores recurrieron a los datos espectrales del instrumento MASCS-VIRS a bordo de MESSENGER. Este instrumento mide cómo refleja la luz la superficie de Mercurio en el visible y el infrarrojo cercano, lo que permite distinguir entre distintos tipos de lavas. Al aplicar una misma clasificación espectral a todas las cuencas, se evita el problema habitual de comparar estudios regionales que utilizan criterios distintos.

Uno de los puntos clave del trabajo es la revisión de una unidad espectral conocida como Young High-reflectance Red Plains, abreviada como YHRP. Con este nombre se agrupan llanuras volcánicas relativamente jóvenes que destacan por ser más brillantes que las lavas circundantes y por mostrar una pendiente espectral más pronunciada. Dicho de forma simple, son lavas que reflejan más luz y cuyo comportamiento espectral sugiere una evolución distinta respecto a las fases volcánicas anteriores.

Mapas de varias cuencas de impacto de Mercurio con las llanuras YHRP marcadas sobre un modelo de relieve, mostrando su distribución espacial en Rachmaninoff, Rembrandt, Beethoven, Tolstoj y Caloris
Distribución de las Young High-reflectance Red Plains en cinco grandes cuencas de impacto de Mercurio superpuesta sobre un modelo digital de elevación. La imagen muestra que la presencia de estas llanuras no guarda una relación directa con la topografía actual. Créditos: Caminiti et al.

Hasta ahora, estas llanuras se habían identificado de forma clara solo en el interior de la cuenca Rembrandt y se consideraban un rasgo local. El nuevo estudio cambia esa visión. Las YHRP también aparecen en otras grandes cuencas, como Caloris y Beethoven, lo que indica que no son una rareza puntual, sino una fase que se repite cuando se dan las condiciones adecuadas.

Al comparar las cinco cuencas, emerge una secuencia que se repite con notable consistencia. En la base aparecen materiales muy oscuros, asociados tanto a restos de la corteza primitiva rica en carbono como a fundidos de impacto generados durante la formación de la cuenca. Sobre ellos se emplaza un primer episodio de vulcanismo efusivo, que da lugar a llanuras relativamente oscuras y poco reflectantes.

Más tarde, un segundo pulso volcánico produce lavas más brillantes, clasificadas como High-reflectance Red Plains, que cubren amplias zonas del interior de las cuencas mayores. En algunos casos, el proceso continúa con un tercer episodio aún más tardío, representado por las YHRP, que se superponen a todas las unidades anteriores y marcan la fase más evolucionada del relleno volcánico.

Esquema de una cuenca de impacto en Mercurio mostrando tres modelos de generación de lavas volcánicas: fusión parcial del manto, variación en la profundidad de fusión y cristalización fraccionada durante el ascenso del magma.
Esquema conceptual de los procesos volcánicos propuestos para explicar la formación de las Young High-reflectance Red Plains en grandes cuencas de impacto de Mercurio. Se ilustran tres escenarios: fusión parcial del manto, cambios en la profundidad de generación del magma y cristalización fraccionada durante su ascenso. Créditos: Caminiti et al.

Esta secuencia se reconoce con claridad en Rembrandt, Caloris y Beethoven. En cambio, en Tolstoj y Rachmaninoff el proceso parece detenerse antes de la formación de YHRP. La clave es que esta diferencia no guarda relación con la latitud, la altitud actual ni la composición media de la corteza. Los datos apuntan a dos factores mucho más decisivos.

El primero es el tamaño de la cuenca de impacto. Los impactos mayores excavaron a más profundidad y generaron perturbaciones térmicas más intensas en el manto subyacente. Estas condiciones favorecieron tanto la generación de magmas más evolucionados como la apertura de sistemas de fracturas capaces de facilitar su ascenso hasta la superficie.

El segundo factor es el momento en que se produjo el vulcanismo. Las cuencas que albergan YHRP muestran actividad volcánica concentrada en etapas relativamente tempranas de la historia de Mercurio, cuando el interior del planeta aún conservaba suficiente calor. En cuencas con vulcanismo más tardío, como Rachmaninoff, el enfriamiento progresivo del planeta pudo limitar la formación o la llegada a la superficie de estos magmas más evolucionados.

Todo esto tiene implicaciones directas para entender el interior de Mercurio. A primera vista, la diversidad espectral de las llanuras volcánicas podría interpretarse como el reflejo de un manto químicamente muy heterogéneo. Sin embargo, el estudio muestra que no hace falta recurrir a esa explicación. Procesos como la fusión parcial a distintas profundidades y la cristalización fraccionada durante el ascenso del magma pueden generar lavas con propiedades espectrales distintas a partir de una fuente similar.

En este marco, las YHRP no serían el producto de una región del manto diferente, sino el resultado lógico de una evolución progresiva del mismo sistema magmático bajo condiciones térmicas cambiantes. Aunque no se descarta por completo la existencia de heterogeneidades en el manto, los datos disponibles no obligan a invocarlas.

El trabajo cobra un interés adicional en el contexto de la misión BepiColombo, que alcanzará la órbita de Mercurio a finales de 2026. Sus instrumentos ofrecerán una resolución espacial y espectral muy superior a la de MESSENGER y permitirán examinar con más detalle la distribución y la naturaleza de estas llanuras volcánicas. Las grandes cuencas analizadas en este estudio se perfilan así como escenarios clave para investigar las últimas fases del vulcanismo mercuriano.

En conjunto, el estudio muestra que las grandes cuencas de impacto de Mercurio no solo alteraron su superficie, sino que condicionaron de forma directa cómo, cuándo y qué tipo de lavas llegaron a ella. En esas llanuras volcánicas queda registrado, capa a capa, el enfriamiento progresivo del interior del planeta y la historia térmica de uno de los mundos más extremos del Sistema Solar.

Referencias y más información

BepiColombo realiza su sexto y último sobrevuelo en Mercurio antes de entrar en órbita

El 9 de enero de 2025, la misión BepiColombo, desarrollada por la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), realizó con éxito su sexto y último sobrevuelo de Mercurio. Este hito clave en la misión ha permitido reducir la velocidad de la sonda y ajustar su trayectoria, preparando el camino para su inserción orbital prevista para noviembre de 2026.

El paso cercano a tan solo 198 km de la superficie de Mercurio ofreció una oportunidad única para recopilar datos científicos. Durante este sobrevuelo, la mayoría de los instrumentos de los dos orbitadores de la misión, el Mercury Planetary Orbiter (MPO) de la ESA y el Mercury Magnetospheric Orbiter (MMO o Mio) de la JAXA, estuvieron en funcionamiento, recogiendo información clave sobre la composición de la superficie, la magnetosfera y el entorno del planeta.

Superficie de Mercurio captada por la misión BepiColombo en su sexto sobrevuelo en enero de 2025
Imagen de la superficie de Mercurio captada por la misión Bepi-Colombo en su sexto sobrevuelo. Créditos: ESA/JAXA

De los 11 instrumentos científicos del MPO, ocho fueron activados durante el sobrevuelo. Por su parte, cuatro de los cinco instrumentos del MMO también estuvieron en operación, lo que permitió recopilar datos del entorno magnético de Mercurio y su interacción con el viento solar. Además, dos de las cámaras del Mercury Transfer Module (MTM) estuvieron capturando imágenes del planeta, que en los próximos días serán procesadas y publicadas.

Un ajuste necesario tras problemas técnicos

Desde su lanzamiento en octubre de 2018, BepiColombo ha llevado a cabo una serie de maniobras gravitatorias para llegar a Mercurio. El viaje ha incluido una asistencia gravitacional de la Tierra, dos de Venus y seis del propio Mercurio. Estas maniobras han permitido que la sonda reduzca su velocidad gradualmente, evitando ser atrapada por la intensa atracción gravitatoria del Sol.

Mercurio captado por la misión Bepi-Colombo en su sexto sobrevuelo
Otra imagen de Mercurio captada por la misión Bepi-Colombo en su sexto sobrevuelo. Créditos: ESA/JAXA

Los planes originales de la misión contemplaban que BepiColombo alcanzara la órbita de Mercurio en diciembre de 2025. Sin embargo, en mayo de 2024 la ESA detectó que los motores del módulo de transferencia (MTM) no estaban entregando toda la potencia prevista, lo que afectó la trayectoria inicial. Después de meses de análisis, en septiembre de 2024 la ESA anunció que se había diseñado una nueva ruta que permitiría a la sonda alcanzar la órbita en noviembre de 2026, ajustando las maniobras en los tres sobrevuelos finales de Mercurio.

Cuando finalmente entre en órbita, BepiColombo desplegará sus dos orbitadores independientes para llevar a cabo su misión principal:

  • El Mercury Planetary Orbiter (MPO), construido por la ESA, investigará la composición, morfología y topografía de la superficie, además de estudiar el interior del planeta.
  • El Mercury Magnetospheric Orbiter (MMO o Mio), construido por la JAXA, analizará la magnetosfera de Mercurio y su interacción con el viento solar.

Ambos módulos trabajarán en conjunto para ofrecer una visión completa de este enigmático planeta, arrojando luz sobre su formación, evolución y dinámica.

Mercurio captado por la misión Bepi-Colombo en su sexto sobrevuelo
Otra captura del planeta Mercurio captada por la misión Bepi-Colombo en su sexto sobrevuelo. Créditos: ESA/JAXA

Los secretos que BepiColombo busca desvelar

Mercurio, el planeta más cercano al Sol, es un lugar lleno de misterios. Con un núcleo de hierro desproporcionadamente grande, un campo magnético sorprendentemente activo y una superficie cubierta de cráteres y llanuras volcánicas, Mercurio plantea preguntas fundamentales sobre la formación de los planetas rocosos.

Entre los principales objetivos de BepiColombo destacan:

  • Determinar la estructura y composición interna de Mercurio, en particular su núcleo.
  • Investigar la historia geológica del planeta, incluida su actividad volcánica y tectónica.
  • Comprender su tenue exosfera y su interacción con el viento solar.
  • Analizar su campo magnético, el cual es único entre los planetas rocosos del sistema solar, excepto la Tierra.


Fuentes y más información:

Más información en NoSoloSputnik!:

Segundo sobrevuelo de BepiColombo sobre Mercurio

El pasado jueves 23 de junio, la misión conjunta entre las agencias espaciales europea y japonesa (ESA y JAXA) BepiColombo ha realizado el segundo de los seis sobrevuelos previstos antes de entrar en órbita del planeta Mercurio. Pese a lo que se suele suponer, entrar en órbita sobre Mercurio requiere de enorme energía debido al pozo gravitatorio del Sol. Es por ello que la sonda necesita de múltiples sobrevuelos para afinar la trayectoria y junto con el sistema de propulsión eléctrica solar de la nave poder llegar a la velocidad adecuada para entrar en órbita de Mercurio con el mínimo consumo de combustible.

Durante el sobrevuelo se han probado algunos instrumentos de la nave y realizado algunas imágenes del planeta con la cámara de vigilancia o MCAM. La misión consta de dos orbitadores, el MPO europeo y el Mio japonés, que actualmente están anclados al módulo de transferencia o MTM hasta llegar a órbita.

Con la llegada a órbita prevista en diciembre de 2025 y comienzo de las operaciones científicas unos meses más tarde ya en 2026, aún quedan cuatro sobrevuelos más antes de la citada fecha. Para el tercer sobrevuelo de la BepiColombo sobre Mercurio tendremos que esperar un año, hasta el 20 de junio de 2023. Anteriormente el planeta Mercurio ha sido visitado únicamente por dos misiones norteamericanas. La Mariner 10 realizó tres sobrevuelos en 1974 y 1975. Posteriormente la NASA envió la sonda Messenger, que realizó tres sobrevuelos en 2008 y 2009 y orbitó el planeta de 2011 a 2015.

Esquema de la trayectoria de la sonda en el segundo sobrevuelo de Mercurio y listado de instrumentos activos durante el mismo. Créditos: ESA/JAXA

Explora el planeta Mercurio


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La misión BepiColombo realiza el primero de sus seis sobrevuelos antes de orbitar Mercurio

La misión BepiColombo de la ESA y JAXA ha realizado el primer sobrevuelo del planeta Mercurio a una distancia de aproximadamente 200 km recogiendo datos científicos y fotografías que enviará a la Tierra.

El sobrevuelo, llevado a cabo el pasado viernes 1 de octubre se realizó por el lado nocturno del planeta por lo que las mejores imágenes que se recibirán serán las obtenidas durante el acercamiento desde unos 1000 km de distancia por las cámaras de monitorización de la misión.

BepiColombo es la primera misión europea y japonesa a Mercurio, el planeta terrestre más pequeño y menos explorado de nuestro Sistema Solar y más próximo a nuestra estrella. Se trata de una misión conjunta de la ESA y la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA), formada por dos orbitadores científicos: el Orbitador Planetario a Mercurio (MPO), de la ESA, y el Orbitador Magnetosférico de Mercurio (MIO), de la JAXA. Fue lanzada en octubre de 2018 por un lanzador Ariane 5ECA.

La misión deberá realizar otros cinco sobrevuelos más para poner la nave espacial en órbita de Mercurio para iniciar su misión científica. Prevista la inserción orbital para diciembre de 2025, los orbitadores europeo y japonés se separarán del módulo de transferencia donde van acoplados durante su etapa de crucero alrededor del sol, para comenzar su misión científica primaria de un año.

Los instrumentos de los orbitadores examinarán el hielo dentro de los cráteres en permanente oscuridad cerca de los polos del planeta, arrojarán nuevos datos de su campo magnético y la naturaleza de las “cavidades” o «hollows» en la superficie del planeta, entre otros objetivos.

Anteriormente el planeta Mercurio ha sido visitado únicamente por dos misiones norteamericanas. La Mariner 10 realizó tres sobrevuelos en 1974 y 1975. Posteriormente la NASA envió la sonda Messenger, que realizó tres sobrevuelos en 2008 y 2009 y orbitó el planeta de 2011 a 2015.

Puedes seguir en directo la publicación de las imágenes obtenidas en este sobrevuelo en la cuenta oficial de la misión de twitter o conocer más sobre este misterioso mundo en nuestra sección dedicada a Mercurio.

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La nave BepiColombo sobrevuela la Tierra

La nave BepiColombo, misión conjunta de la Agencia Espacial Europea (ESA) junto con la Agencia Espacial Japonesa (JAXA) ha sobrevolado la Tierra en su ruta hacia Mercurio.

Impresión artística de la sonda BepiColombo sobrevolando la Tierra. Créditos: ESA/JAXA

La nave, compuesta de dos orbitadores, sobrevoló nuestro planeta el pasado domingo a tan solo 12.700 kilómetros para realizar una maniobra de asistencia gravitatoria con el objeto de frenar la nave y ajustar su trayectoria en el sistema solar interior.

Lanzado por un cohete Ariane en octubre de 2018, la nave realizará un total de 18 órbitas alrededor del Sol antes de entrar en órbita de Mercurio. Un viaje de 9.000 millones de kilómetros en el que deberá de realizar dos nuevas asistencias del planeta Venus antes de realizar el primero de los seis sobrevuelos necesarios antes de entrar en órbita del planeta.

El primer sobrevuelo de Venus será el 16 de octubre de 2020. La sonda pasará tan solo a 11.000 km de distancia y encenderá sus instrumentos para realizar ciencia.