El paso del cometa interestelar 3I/ATLAS está generando una de las campañas de observación más coordinadas y ambiciosas de los últimos años. Desde que fue descubierto por el sistema de telescopios ATLAS en Chile el 1 de julio de 2025, este visitante extrasolar ha sido seguido simultáneamente por observatorios en Tierra y por varias sondas espaciales que orbitan Marte. Los resultados obtenidos en las últimas semanas permiten delinear con detalle su naturaleza, revelando una composición dominada por hielos de agua y dióxido de carbono, y una abundancia inusual de metales volátiles como níquel y hierro.
Observaciones desde Marte: un visitante interestelar bajo vigilancia orbital
Entre el 1 y el 7 de octubre, las misiones europeas ExoMars Trace Gas Orbiter (TGO) y Mars Express apuntaron sus cámaras hacia el cometa 3I/ATLAS cuando este pasó a unos 30 millones de kilómetros de Marte. Durante ese periodo, la cámara CaSSIS de ExoMars captó una secuencia de imágenes en las que se aprecia el núcleo del cometa envuelto por una tenue coma, desplazándose lentamente entre las estrellas de fondo. Aunque el instrumento está diseñado para obtener imágenes de la superficie marciana a corta distancia, logró detectar el brillo difuso del cometa y su estructura característica, confirmando de forma directa su naturaleza cometaria.
Las observaciones de Mars Express, por su parte, se centraron en intentar obtener el espectro del objeto mediante sus instrumentos OMEGA y SPICAM, mientras que ExoMars TGO empleó el espectrómetro NOMAD para medir la posible emisión de gases. Aún se analizan los datos, ya que la luminosidad del cometa era extremadamente baja, pero estas campañas representan la primera ocasión en la que un cuerpo interestelar es observado desde otro planeta.

El rastro del agua en el espacio interestelar
Los datos obtenidos desde la Tierra complementan las imágenes marcianas con un nivel de detalle sin precedentes. Un estudio internacional liderado por Bin Yang y Karen Meech, publicado en septiembre en The Astrophysical Journal (Yang et al., 2025), confirma la detección de hielo de agua en la coma del cometa 3I/ATLAS. Las observaciones se realizaron con el espectrógrafo GMOS del telescopio Gemini Sur y con el instrumento SpeX del Telescopio Infrarrojo de la NASA (IRTF).
El análisis espectroscópico muestra una absorción ancha en torno a los 2 micrómetros, característica del hielo de agua, combinada con un albedo intermedio y un color rojo moderado típico de los cometas activos del Sistema Solar. Los modelos indican que la coma contiene una mezcla compuesta aproximadamente por un 37 % de granos de hielo de agua y un 63 % de partículas de carbono amorfo. El tamaño medio de los granos helados, cercano a 1 micrómetro, y la temperatura estimada de unos 120 K sugieren que el material está sublimando a medida que el cometa se aproxima al Sol.
La detección de hielo de agua a una distancia del Sol de 4 unidades astronómicas refuerza la idea de que el 3I/ATLAS se formó en una región fría y rica en volátiles del sistema planetario donde se originó. Además, la consistencia entre los espectros obtenidos por Gemini y el IRTF con nueve días de diferencia indica que la composición de la coma se mantuvo estable durante ese tiempo, sin variaciones apreciables en la actividad.
El resultado encaja con las mediciones anteriores del James Webb Space Telescope (JWST), que había identificado en el cometa una coma dominada por dióxido de carbono y una elevada proporción de monóxido de carbono. En conjunto, estas observaciones dibujan un perfil químico similar al de los cometas de la nube de Oort, pero con una fracción de hielos y gases más alta, lo que apunta a un origen en un sistema planetario muy primitivo y helado.

Níquel y hierro en proporciones extremas
A esta caracterización del hielo se suma otro hallazgo relevante publicado en Astronomy & Astrophysics (Hutsemékers et al., 2025), que describe la composición metálica de la coma de 3I/ATLAS. Utilizando el espectrógrafo UVES del Very Large Telescope (VLT), los investigadores detectaron líneas de emisión de níquel (Ni I) y hierro (Fe I) en intensidades sin precedentes. El cociente entre ambos metales resulta casi diez veces superior al observado en los cometas del Sistema Solar y en el también interestelar 2I/Borisov.
El estudio concluye que los átomos metálicos se liberan mediante la sublimación de compuestos volátiles denominados carbonilos, en particular tetracarbonilo de níquel [Ni(CO)₄] y pentacarbonilo de hierro [Fe(CO)₅]. Estas moléculas se descomponen a temperaturas mucho más bajas que los minerales sólidos, lo que explica la presencia de átomos metálicos incluso a grandes distancias del Sol. Conforme el cometa se acerca a la estrella, el cociente Ni/Fe disminuye progresivamente, señal de que su comportamiento químico comienza a asemejarse al de los cometas del entorno solar.
Ambos resultados, la detección de hielo y la abundancia de carbonilos metálicos, apuntan a que el 3I/ATLAS conserva material original de la nebulosa donde se formó, sin haber sufrido transformaciones térmicas importantes durante su largo viaje interestelar. Su composición, dominada por volátiles y metales ligeros, sugiere que procede de una región externa de su sistema progenitor, más allá de la llamada “línea de nieve”, donde el agua y el dióxido de carbono se condensan con facilidad.
Un esfuerzo internacional de seguimiento
El estudio de 3I/ATLAS ha implicado la coordinación de numerosos observatorios y agencias espaciales. A las observaciones de Gemini, IRTF y VLT se suman las del Gran Telescopio Canarias, los telescopios Pan-STARRS, el Hubble Space Telescope y el propio JWST. En el ámbito europeo, el Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC) participa en programas de observación polarimétrica para analizar la distribución y orientación de las partículas de polvo en la coma, con resultados preliminares que indican una polarización negativa inusual.
Las mediciones coinciden con los análisis de color realizados desde Hawai y Chile, que muestran un espectro similar al de los asteroides de tipo D, caracterizados por materiales orgánicos oscuros. En conjunto, los datos confirman que 3I/ATLAS es un cometa activo y no un fragmento rocoso como el primer visitante interestelar detectado en 2017, 1I/ʻOumuamua.

Hacia el futuro: la misión Comet Interceptor
La llegada de 3I/ATLAS ha servido como banco de pruebas para las futuras estrategias de respuesta ante visitantes interestelares. La Agencia Espacial Europea desarrolla actualmente la misión Comet Interceptor, cuyo lanzamiento está previsto para 2029. La sonda permanecerá en una órbita de espera, lista para dirigirse rápidamente hacia un cometa recién descubierto o incluso hacia un nuevo objeto interestelar, con el fin de estudiarlo de cerca antes de que abandone el Sistema Solar.
El conocimiento adquirido con 3I/ATLAS es esencial para definir los objetivos de esta misión. Por primera vez, los astrónomos han podido observar en detalle cómo un cometa procedente de otro sistema estelar conserva agua, dióxido de carbono y metales volátiles tras miles de millones de años de viaje. A medida que el objeto se aleje y su brillo disminuya, su legado científico quedará integrado en esta cooperación internacional que une observatorios terrestres y sondas espaciales en una misma empresa: comprender la materia primordial de otros sistemas planetarios.

Referencias y más información
- ESA Science & Exploration. ExoMars and Mars Express observe comet 3I/ATLAS, comunicado del 7 de octubre de 2025.
- Yang, B. et al. (2025). Spectroscopic Characterization of Interstellar Object 3I/ATLAS: Water Ice in the Coma, ApJ, preprint arXiv:2507.14916.
- Hutsemékers, D. et al. (2025). Extreme NiI/FeI abundance ratio in the coma of the interstellar comet 3I/ATLAS, Astronomy & Astrophysics, preprint arXiv:2509.26053.
- Cordiner, M. A. et al. (2025). JWST detection of a carbon dioxide dominated gas coma surrounding interstellar object 3I/ATLAS, arXiv:2508.18209.
- ESA – Misión Comet Interceptor, descripción técnica y objetivos (2029).







