
Animación gráfica con los anillos y divisiones principales, además de las lunas más próximas de Saturno, realizado por Julio J. Díez para No Solo Sputnik!.
Una última misión, tras casi veinte años de vuelo, la sonda Cassini se acerca a su final y su último suspiro cuando forme parte del gigante anillado para siempre. Una Sonda con mayúsculas, que nos ha dejado las más bellas estampas del planeta Saturno y su numerosa familia de anillos y lunas. Para esta última aventura la sonda pasará 22 veces entre el planeta y sus anillos antes de precipitarse en su atmósfera y decirnos adiós para siempre.
Se la recordará por ser la primera en orbitar Saturno, el más singular de los planetas de nuestro sistema solar, por los numerosos estudios de los chorros o fuentes en Encélado haciéndonos soñar con un nuevo lugar para encontrar vida, por como nos ha desvelado el interior de la enigmática luna Titán, atravesando su atmósfera con su compañera de viaje Huygens, primera sonda en aterrizar en una luna del sistema exterior del sistema solar. Por sus miradas a la Tierra y sus estudios de los anillos. Con permiso de las Voyager, la Cassini será por muchísimo tiempo la mejor y más fructífera sonda enviada a estudiar otro planeta. Y lo que le queda de misión es sin duda el mejor final para esta histórica e inolvidable misión. The Grand Finale:

Los Montes de Toledo están en Toledo como su propio nombre indica, pero además, la impresionante cordillera ecuatorial en la luna Jápeto de Saturno descubierta por la sonda Cassini fue bautizada como Toledo Montes. Enormemente craterizada, lo que sugiere su antigua formación, tiene una altura máxima de 20 km, 20 km de ancho y 1.300 km de longitud, este paraíso de escaladores está en la cara más oscura de la luna y se desconoce actualmente a que es debida su formación, aunque existen varias teorías al respecto. Cordilleras ecuatoriales de este tipo únicamente se conocen además de Jápeto, en otras dos lunas de Saturno, las pastoras Atlas y Pan.
Jápeto es el tercer satélite más grande de Saturno por detrás de Titán y Rea con algo más de 1.400 km de diámetro. Orbita Saturno cada 80 días a más de 3 millones y medio de kilómetros. Sin atmósfera y con una temperatura superficial de -180ºC y -143ºC siempre muestra la misma cara al planeta, al igual que nuestra Luna.
Descubierta por Cassini en 1761, el astrónomo italiano ya supuso que podría tener dos hemisferios muy diferenciados dado que desaparecía durante la mitad de su órbita alrededor de Saturno. En efecto, Jápeto presenta dos lados diferenciados. Uno de color claro denominado Roncesvaux Terra que es el que muestra a Saturno durante su órbita y otro más oscuro Cassini Regio, que es donde se encuentra la cordillera ecuatorial denominada Toledo Montes.
El siguiente vídeo fue realizado a partir de las imágenes obtenidas por el sobrevuelo de la sonda Cassini por esta enigmática luna, en septiembre de 2007. Créditos del vídeo: NASA/JPL/Space Science Institute.
En el extremo sur de Encélado, una de las lunas más pequeñas de Saturno, el hielo se abre en largas grietas azules desde las que escapa vapor de agua. Estas estructuras, conocidas como “rayas de tigre”, revelan que bajo su corteza existe un océano global aún activo.
Las denominadas “rayas de tigre” son un conjunto de largas fracturas paralelas situadas en el polo sur de Encélado, una de las lunas heladas de Saturno. Estas grietas, visibles en las imágenes obtenidas por la sonda Cassini, marcan la superficie como un sistema de cicatrices azules donde el hielo se abre y libera material al espacio.
Cada una de estas estructuras recibe el nombre de una ciudad mítica mencionada en Las mil y una noches: Damasco Sulcus, Bagdad Sulcus, Cairo Sulcus y Alejandría Sulcus. El término “sulcus”, del latín, significa surco o canal. Miden aproximadamente 130 kilómetros de longitud, unos 2 kilómetros de ancho y hasta 500 metros de profundidad. Las observaciones confirman que de su interior brotan géiseres de vapor de agua mezclado con granos de hielo y compuestos volátiles.

El descubrimiento de estas emisiones fue uno de los mayores hallazgos de la misión Cassini-Huygens, que exploró Saturno y su sistema de lunas entre 2004 y 2017. Durante un sobrevuelo realizado el 28 de octubre de 2015, la nave pasó a solo 49 kilómetros de la superficie, atravesando el penacho de partículas heladas expulsadas desde Bagdad Sulcus. Los instrumentos detectaron agua, dióxido de carbono, metano, monóxido de carbono, amoníaco y sales de sodio, lo que sugiere la existencia de un océano global salado bajo la corteza helada.
Este océano subterráneo, mantenido en estado líquido por el calor interno generado por la fricción de marea con Saturno, convierte a Encélado en uno de los lugares más prometedores para la búsqueda de vida fuera de la Tierra. Los géiseres actúan como una ventana directa al interior, permitiendo analizar su composición sin necesidad de perforar el hielo. Cassini contabilizó más de cien de estos chorros activos, variando su intensidad con las fases orbitales de la luna.
Los modelos geológicos indican que las “rayas de tigre” se abren y cierran de forma periódica a medida que la gravedad de Saturno estira la superficie. El contraste térmico entre el interior cálido y la superficie helada provoca fracturas que canalizan el vapor y las partículas hacia el exterior. Las temperaturas medidas en estas grietas son hasta 20 K más altas que el entorno, una señal clara de actividad criovolcánica.

Además de aportar material al anillo E de Saturno, el hielo expulsado forma una fina atmósfera temporal alrededor de la luna. Este fenómeno fue confirmado por el espectrómetro de plasma de Cassini, que midió la densidad de partículas cargadas en su entorno inmediato. La coincidencia entre la composición del penacho y los iones detectados en el anillo E demuestra que Encélado es su principal fuente de alimentación.
A más de 1.270 millones de kilómetros del Sol, esta pequeña luna de apenas 504 kilómetros de diámetro ha pasado de ser un cuerpo helado y anodino a uno de los mundos más interesantes del Sistema Solar. Cassini reveló que bajo su superficie se esconde un océano activo, con una dinámica compleja y una química que podría sustentar vida microbiana.

La sonda norteamericana Cassini realizó el pasado lunes 17 de julio el último sobrevuelo cercano sobre la luna helada Dione de Saturno, a una distancia de 474 kilómetros. A falta de recibir los datos que permitan conocer mejor la estructura interna del satélite, la sonda se ha centrado especialmente en el estudio de su polo norte y de algunas zonas con una temperatura superficial mayor de la media.

Es el quinto y último sobrevuelo de la sonda Cassini sobre el satélite, siendo el de diciembre de 2011 donde pasó más cerca de su superficie a tan sólo 100 kilómetros de distancia. Estos sobrevuelos nos han permitido conocer datos acerca de su composición, actividad interna y su superficie, donde destacan sus abismos denominados «Chasmata» ya reconocidas por la sonda Voyager. Se tratan de una gran red de cañones que cubren una zonda de más de 1000 kilómetros de diámetro con paredes brillantes, relacionado probablemente con las fuerzas de marea y la evolución orbital de la luna. También destacan sus «Lineae» o acantilados de hielo brillante, algunos de hasta 100km de altura, creados presumiblemente por fracturas tectónicas en el pasado.

Lejos de ser un mundo activo como la luna Encélado se cree que también expulsa vapor de agua de su interior al espacio, cabiendo la posibilidad de que tenga actividad geológica, como géiseres activos en su superficie. Dione con 1118 km de diámetro orbita Saturno a una distancia muy similar a la de nuestra Luna con la Tierra, pero eso sí, a una gran velocidad, tardando menos de tres días en dar una vuelta alrededor de Saturno y dando siempre la misma cara a éste. Fue el cuarto satélite de Saturno descubierto en la historia, realizado por Giovanni Cassini en 1684.

La sonda Cassini lleva orbitando Saturno desde julio de 2004 y se prevé que lo haga hasta finales de 2017, dándonos por tanto dos años más con los que deleitarnos con los increíbles datos del planeta más singular de nuestro Sistema Solar y de dos de sus lunas más interesantes Titán y Encélado. No hay previstas ninguna misión actualmente de ninguna agencia para el futuro próximo a revisitar estos mundos helados por lo que podríamos decir, no sin tristeza y también satisfacción por el poder haber sido testigos de tan exitosa misión: ¡Hasta siempre, Dione!.
