
En la superficie del asteroide Vesta se alza una de las estructuras montañosas más impresionantes del sistema solar. Ubicada en el hemisferio sur del cuerpo celeste, Rheasilvia Mons es una montaña que se eleva aproximadamente 22 km desde su base hasta el pico central, con un cráter que la rodea de 505 km de diámetro, lo que representa casi el 90 % del diámetro total de Vesta, que mide unos 525 km. Esta colosal formación es el resultado de un evento de impacto que habría tenido lugar hace aproximadamente 1.000 millones de años, generando un cráter de impacto tan profundo que alcanzó el manto del asteroide.
Vesta es uno de los objetos más grandes del cinturón de asteroides situado entre Marte y Júpiter, y su estructura interna diferenciada le asemeja más a un protoplaneta que a un asteroide común. Está compuesto por un núcleo metálico, un manto rocoso y una corteza, lo que lo convierte en un cuerpo de gran interés para los estudios sobre la formación planetaria en el sistema solar primitivo.
El descubrimiento detallado de Rheasilvia Mons y su topografía se produjo gracias a la misión Dawn de la NASA, lanzada en 2007 y que orbitó Vesta entre julio de 2011 y septiembre de 2012. Durante su permanencia, la sonda utilizó su cámara de encuadre y su espectrómetro de mapeo infrarrojo y visible para obtener imágenes y datos sobre la composición y morfología de la superficie. Las imágenes de alta resolución revelaron una cuenca con una estructura compleja compuesta por anillos concéntricos, fracturas radiales y un pico central elevado.
Los modelos geológicos sugieren que Rheasilvia se formó cuando un objeto de gran tamaño impactó violentamente sobre el polo sur de Vesta, excavando una depresión gigantesca y generando una onda de choque que reorganizó la corteza del asteroide. Este impacto expulsó grandes cantidades de material que escaparon de la débil gravedad del cuerpo y que, según los análisis de composición y trayectoria, probablemente dieron origen a una familia de meteoritos conocidos como los HED (howarditas, eucritas y diogenitas), encontrados en la Tierra.
La altura de Rheasilvia Mons supera significativamente la del Monte Everest y es comparable a otras estructuras colosales del sistema solar, como el Olympus Mons en Marte. Sin embargo, debido a la menor gravedad y al menor tamaño de Vesta, la proporción entre la montaña y el cuerpo que la alberga es mucho mayor, lo que convierte a Rheasilvia en un caso único de formación geológica por impacto.
Las mediciones de gravedad realizadas por la sonda Dawn también confirmaron que la cuenca de Rheasilvia está asociada a variaciones masivas en la distribución de masa interna de Vesta, lo que ha permitido mejorar los modelos sobre la dinámica del impacto y la evolución geológica del asteroide. Se ha observado, además, que el relieve de la montaña presenta signos de deformación y fracturación posterior, lo que indica que la corteza de Vesta se comportó de forma parcialmente plástica ante el choque.
Desde una perspectiva orbital, el cráter Rheasilvia domina el hemisferio sur y ha modelado la forma global de Vesta, que adopta un aspecto achatado en esa región. El análisis espectroscópico también mostró que parte del material eyectado por el impacto cubrió zonas del hemisferio norte, modificando su albedo y composición superficial, lo que sugiere una redistribución significativa de materiales procedentes de diferentes capas internas del asteroide.
Rheasilvia Mons y la cuenca que la rodea no sólo son un testimonio del pasado violento del sistema solar, sino también una fuente clave de información sobre los procesos de diferenciación planetaria, las estructuras generadas por impactos y la evolución térmica de los protoplanetas. Su estudio continúa siendo esencial para comprender la transición entre cuerpos pequeños y planetas plenamente formados durante las primeras etapas de la historia solar.







