A finales de junio de 2025 se hicieron públicas las primeras imágenes obtenidas por el observatorio Vera C. Rubin, situado en el norte de Chile. Con ellas comienza una nueva etapa en la observación del cielo austral, fruto de un proyecto que llevaba más de dos décadas de preparación. Estas primeras capturas confirman que el sistema óptico, mecánico y de procesamiento de datos está listo para iniciar el mayor sondeo astronómico continuo de los próximos años.
Las imágenes se presentaron el 23 de junio de 2025 durante un evento internacional celebrado en la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. El instrumento protagonista fue la cámara LSST, siglas en inglés de “Legacy Survey of Space and Time”, un sistema fotográfico de 3.200 megapíxeles integrado en el telescopio principal del observatorio. En las tomas se pueden ver las nebulosas Trífida (M20) y Laguna (M8), galaxias en interacción, cúmulos estelares y miles de objetos del sistema solar. Entre ellos hay numerosos asteroides, incluidos varios cercanos a la Tierra que no representan ningún riesgo. Una de las fotografías más destacadas muestra las dos nebulosas principales de Sagitario con un nivel de detalle sin precedentes, revelando zonas de emisión, reflexión y oscuridad donde el gas y el polvo interestelar se mezclan.

El observatorio, construido en el cerro Pachón, se beneficia de una atmósfera estable y de noches despejadas durante gran parte del año. Los primeros resultados de calibración indican que la calidad óptica del sistema cumple las expectativas y que su estabilidad mecánica permitirá detectar objetos muy tenues o cambios sutiles en su brillo en lapsos de tiempo muy cortos. Esto permitirá registrar fenómenos variables, como explosiones estelares o asteroides que se desplazan a través del campo de visión.
El telescopio principal, conocido como Simonyi Survey Telescope, utiliza un diseño óptico de tres espejos que proporciona un campo de visión muy amplio sin deformaciones apreciables. El espejo principal y el terciario forman una única superficie de 8,4 metros de diámetro, y el secundario mide 3,5 metros. Este conjunto permite observar una porción del cielo de 3,5 grados de ancho, equivalente a unas 40 veces el área de la Luna llena. La cámara LSST, de más de tres toneladas, está compuesta por un mosaico de sensores electrónicos que, combinados, forman una imagen de 3.200 megapíxeles, la mayor cámara digital construida hasta la fecha para astronomía.
Cada exposición cubrirá un área del cielo equivalente a 45 lunas llenas. Durante su misión principal, que durará una década, el observatorio catalogará unos 20.000 millones de galaxias y 17.000 millones de estrellas, además de millones de asteroides, cometas y otros objetos del sistema solar. Los datos generados alcanzarán unos 20 terabytes cada noche y se espera que el sistema emita hasta 10 millones de alertas diarias sobre objetos variables o en movimiento. Toda esta información se procesará automáticamente en cuestión de segundos para producir catálogos e imágenes accesibles a la comunidad científica.
El proyecto tiene entre sus principales objetivos estudiar la energía y la materia oscuras, dos componentes que dominan el universo pero que todavía no se comprenden bien. También permitirá analizar la estructura del cosmos a gran escala, observar supernovas y detectar lentes gravitacionales. Otra de sus metas será el estudio del cielo cambiante, que incluye explosiones estelares, estrellas variables y objetos interestelares en tránsito. Su precisión y ritmo de observación convertirán a Vera Rubin en una herramienta clave para la astronomía del siglo XXI.

El observatorio es fruto de la colaboración entre la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos y el Departamento de Energía. Su gestión recae en el NOIRLab (National Optical-Infrared Astronomy Research Laboratory) y el laboratorio SLAC de California, aunque participan investigadores de numerosos países. Francia, a través del CNRS, colabora en la parte científica y técnica del proyecto, junto a otros organismos internacionales. A pesar de que la financiación principal procede de Estados Unidos, los datos serán públicos, de modo que la comunidad astronómica mundial podrá acceder a ellos y utilizarlos en sus investigaciones.
La idea de construir un telescopio de observación sistemática se planteó en la década de 1990. En 2001 la propuesta, conocida entonces como Large Synoptic Survey Telescope, fue incluida entre las prioridades del informe decenal de astronomía de Estados Unidos. La fabricación del espejo principal comenzó en 2007, y en 2014 se aprobó la construcción completa. Cerro Pachón fue elegido por sus condiciones de estabilidad atmosférica y la infraestructura existente, que ya alberga los telescopios Gemini Sur. Las obras se iniciaron en 2015 y, aunque la pandemia de COVID-19 causó retrasos, los trabajos continuaron hasta la instalación final de la cámara en 2025.Durante la fase de pruebas, una cámara de puesta en marcha permitió verificar la alineación óptica y el funcionamiento de los sistemas de guiado y control. En 2024 se obtuvieron las primeras imágenes experimentales, y un año después se completó la instalación de la cámara científica definitiva. En los próximos meses el observatorio seguirá ajustando su calibración antes del inicio formal de la misión principal, previsto para 2026.Cuando el observatorio entre en pleno funcionamiento, escaneará todo el cielo austral cada tres o cuatro días, acumulando cientos de observaciones por cada región a lo largo de diez años. Esto permitirá crear un registro visual del universo cambiante, comparable a una secuencia cinematográfica del cosmos. Los resultados se traducirán en un flujo continuo de datos sobre supernovas, galaxias distantes, asteroides y fenómenos aún desconocidos.
Las primeras imágenes del observatorio Vera C. Rubin marcan el comienzo de una nueva era en la observación astronómica. Más allá de su belleza, representan una demostración de las capacidades de una instalación concebida para cambiar nuestra forma de estudiar el cielo. Durante los próximos años, este observatorio permitirá entender mejor el universo, sus componentes invisibles y los procesos que moldean su evolución.
Vera Cooper Rubin (1928-2016) fue una astrónoma estadounidense que dedicó su carrera al estudio del movimiento de las galaxias. En las décadas de 1960 y 1970, junto con Kent Ford, midió la velocidad de rotación de numerosas galaxias espirales y descubrió que las estrellas situadas en sus regiones exteriores giraban tan rápido como las del núcleo. Ese resultado, imposible de explicar con la materia visible, llevó a proponer la existencia de una masa invisible que mantiene unidas a las galaxias: la materia oscura.
Además de su aportación científica, Rubin fue una firme defensora del acceso de las mujeres a la investigación y trabajó para que las futuras generaciones de astrónomas pudieran ocupar su lugar en los grandes proyectos internacionales. El observatorio que lleva su nombre rinde homenaje tanto a su legado como a su visión de una ciencia abierta y equitativa. Su misión, dedicada a explorar el universo oscuro que ella ayudó a revelar, prolonga la búsqueda que marcó toda su vida.

Referencias y más información:
- EurekAlert – The Vera C. Rubin Observatory unveils the first images.
- LSST.org – Sitio oficial del Observatorio Vera C. Rubin
- NSF – DOE Vera C. Rubin Observatory installs LSST Camera.
- NOIRLab – First Images from the Vera Rubin Observatory.