
Plutón fue considerado el noveno planeta hasta 2006.
Más pequeño que nuestra luna, Plutón tiene cinco lunas propias
Plutón, el planeta enano más famoso del sistema solar, ha sido durante décadas un objeto de fascinación tanto para astrónomos como para el público en general. Descubierto en 1930 por Clyde Tombaugh, su estatus planetario fue cuestionado en 2006, cuando la Unión Astronómica Internacional lo reclasificó como un planeta enano. Esta decisión no solo redefinió nuestra comprensión de los cuerpos del sistema solar, sino que también impulsó un renovado interés por los objetos transneptunianos. Plutón es un mundo con una geología dinámica, atmósfera cambiante y una estructura interna compleja, características que lo convierten en un laboratorio natural para el estudio de la evolución planetaria en regiones frías y distantes.

El sistema de Plutón está dominado por su gran luna Caronte, con la que forma un sistema binario debido a que el centro de masa común se encuentra fuera de Plutón. Además de Caronte, Plutón posee otras cuatro lunas más pequeñas: Nix, Hidra, Cerbero y Estigia, descubiertas gracias a observaciones telescópicas avanzadas. La interacción gravitatoria entre estos cuerpos genera un entorno dinámico y complejo que ha sido objeto de estudio desde que la misión New Horizons de la NASA sobrevoló el sistema en 2015, proporcionando imágenes y datos de alta resolución que revolucionaron nuestra comprensión de Plutón.
La superficie de Plutón muestra una diversidad geológica inesperada, con regiones que revelan una actividad geológica continua. Destaca la planicie Sputnik, una vasta extensión de hielo de nitrógeno convectivo que evidencia procesos de renovación superficial. Esta región, junto con las montañas de hielo de agua y los cráteres erosionados, sugiere la presencia de una fuente de calor interna, posiblemente impulsada por la desintegración de elementos radiactivos en su núcleo. Otro aspecto notable es la existencia de depósitos de metano, nitrógeno y monóxido de carbono en su superficie, cuya distribución sugiere ciclos estacionales controlados por la tenue atmósfera de Plutón.
Su atmósfera, compuesta principalmente por nitrógeno con trazas de metano y monóxido de carbono, experimenta variaciones significativas a lo largo de su órbita excéntrica de 248 años. Cuando Plutón se acerca al Sol, el hielo de nitrógeno sublima y forma una atmósfera temporal que se congela nuevamente a medida que se aleja. Este ciclo atmosférico es crucial para comprender los procesos de evolución climática en cuerpos pequeños del sistema solar.
En términos orbitales, Plutón sigue una trayectoria excéntrica e inclinada en relación con la eclíptica, lo que lo diferencia de los planetas principales. Su relación de resonancia 3:2 con Neptuno garantiza la estabilidad de su órbita y evita colisiones entre ambos cuerpos, ilustrando un caso fascinante de dinámica orbital en sistemas planetarios.

Plutón en números
1.188
km de radio
(Tierra: 6.371)
5.906
millones de km de distancia media al Sol
(Tierra: 150)
153
horas tarda en girar sobre sí mismo*
(Tierra: 24)
248
años tarda en dar una vuelta alrededor del Sol
(Tierra: 1)
57º
inclinación de su eje
(Tierra: 23,5º)
–232ºC
temperatura media
(Tierra: -88/66)
2,05g/cm3
densidad
(Tierra: 5,51)
5
Satélites o lunas conocidas
(Tierra: 1)


El antes y el después de Plutón tras el sobrevuelo de la sonda New Horizons en julio de 2015.
La imagen izquierda era lo que conocíamos de Plutón gracias al telescopio espacial Hubble.
Satélites de Plutón


















