Venus es el segundo planeta del Sistema Solar más cercano al Sol y el que tiene su órbita más próxima a la terrestre. Al igual que nuestro planeta es de tipo rocoso y terrestre, muy similar en tamaño, masa y composición pero hasta ahí su similitud con nuestro hogar.

Considerado como planeta gemelo al nuestro, su densa atmósfera global nos impidió conocer su superficie hasta los años 60 con la observación por radar. No fue hasta la llegada de las primeras sondas atmosféricas soviéticas y orbitadores cuando se confirmó su verdadera naturaleza, un infierno demasiado caliente para albergar vida, con una aplastante y venenosa atmósfera.

Venus tarda en girar sobre sí mismo menos que alrededor del Sol, dando lugar a días más largos que años. Tiene una densa atmósfera global de dióxido de carbono, y rota sesenta veces más rápido que la superficie, un fenómeno conocido como «superrotación». Entre los 47 y 70 km de altura está cubierto por un «manto» de densas nubes de ácido sulfúrico. En la parte más profunda de esta capa de nubes, se producen discontinuidades, una especie de tsunami nuboso que viaja a gran velocidad por el ecuador del planeta alterando e interactuando con otras nubes profundas cubriendo y renovando la atmósfera constantemente. Con una presión superficial de 90 atmósferas (la misma que en la Tierra a un km de profundidad en el océano) y una temperatura superficial media superior a los 450ºC durante el día y la noche, debido a un efecto invernadero descontrolado durante millones de años, hacen de Venus un planeta totalmente diferente al nuestro y su complejidad muy poco conocida en comparación con otros mundos cercanos como la Luna y Marte.

Desde nuestro planeta, Venus es el planeta más brillante del cielo nocturno, y al igual que Mercurio, es mejor observarlo inmediatamente después del ocaso o poco antes del alba. Conocido desde la antigüedad, recibió su nombre actual de los romanos, que al igual que los griegos y egipcios identificaron al planeta como dos astros diferentes, uno para el atardecer y otro para el amanecer. Mucho antes, otras civilizaciones anteriores como la sumeria y la babilónica, ya interpretaban que las dos apariciones diarias, al amanecer y al atardecer, correspondían al mismo astro. En la civilización maya su importancia era incluso superior a la del Sol basando su calendario en las apariciones del planeta registradas durante siglos.

En el año 2008, la sonda europea Venus Express detectó puntos calientes activos y coladas de lava a 800ºC en la región de Ganiki Chasma, que junto con otros datos atmosféricos locales recabados sugieren la posible presencia de vulcanismo activo. Más recientemente, en 2020 se anunció y desmintió posteriormente, la existencia de un compuesto llamado fosfano en la capa de nubes del planeta, a una altura de entre 50 y 60km. El fosfano es un gas que en nuestro planeta puede tener un origen biológico y aunque otros procesos pueden generarlo sin necesidad de que la vida medie en su formación, causa por la que no es considerado un biomarcador, la posibilidad de que pudiera existir vida en Venus aunque es muy remota, es pronto aún para descartarla.

Actualmente no hay misiones científicas operativas en órbita de Venus. La última en mantenerse activa alrededor del planeta fue la sonda japonesa Akatsuki, que continuó enviando datos hasta mayo de 2024. Existen varias misiones propuestas y en distintas fases de planificación dedicadas a su estudio, cuyo contexto y evolución pueden consultarse en la página de exploración de Venus del sitio.

Características físicas de Venus

Venus es el segundo planeta más cercano al Sol y el tercero más pequeño del Sistema Solar tras los planetas Mercurio y Marte. Tiene un diámetro de 12.104 km, apenas un 5,15% más pequeño que la Tierra.

Con este tamaño y una masa de 0,815 tierras tiene una densidad de 5,24 g/cm3, algo inferior a la de la Tierra (5,515 g/cm3). Tiene una gravedad apenas un 10% inferior a la terrestre.

Por otro lado, Venus recibe una mayor cantidad de luz solar que la Tierra por su cercanía al Sol y su densa atmósfera global refleja la mayor parte de la luz que recibe resultando un albedo medio superior al resto de planetas del Sistema Solar.

La velocidad de escape es de 10,36 km/s o un 0,92 respecto la terrestre.

Características orbitales de Venus

Tarda en dar una vuelta alrededor del Sol cerca de 225 días terrestres, superior al rápido Mercurio que completa una vuelta cada 88 días. La distancia del planeta Venus al Sol es de 108 millones de kilómetros (la Tierra 140 mill. km). Aunque todas las órbitas de los planetas son elípticas, su órbita tiene la menor excentricidad de los planetas del Sistema Solar (e = 0,006), la más parecida a una circunferencia. Venus viaja a través del espacio a unos 35 kilómetros por segundo.

Debido a la densa atmósfera global  que impide ver la superficie desde la Tierra, no fue hasta las primeras observaciones por radar en los años 60 cuando se descubrió que gira al revés. Venus rota inclinado 177º e increíblemente lento. Los días en Venus duran 243 días terrestres con lo que el día es más largo que un año. Si observáramos al Sol desde Venus aparecería por el oeste y se pondría por el este casi 118 días después.

Muestra siempre la misma cara a la Tierra cuando ambos planetas están en su máxima aproximación.

Tránsitos de Venus

Al ser uno de los planetas interiores más próximos al Sol junto a Mercurio pasa periódicamente por delante del Sol siendo observados desde nuestro planeta. Esta alineación se denomina tránsito astronómico.

Al igual que Mercurio, el planeta Venus cruza por delante del Sol, y debido a la resonancia orbital con la Tierra y al estar en un plano diferente de la eclíptica de nuestro planeta (3,4 grados de diferencia), son eventos poco frecuentes y variables, actualmente ocurren dos tránsitos cada 8 años y algo más de una década para los siguientes. Los últimos tránsitos de Venus fueron el 8 de junio de 2004 y el 5-6 de junio de 2012. Los próximos tránsitos serán en los años 2117 y 2125.

Estructura interna y composición de Venus

Sin datos concluyentes se estima que por tamaño y densidad, el interior del planeta podría ser similar al terrestre, con un núcleo parcialmente fundido, manto y corteza. Esta última podría ser más rígida debido a la ausencia de agua para deformar el material rocoso y no existe ningún mecanismo similar a la tectónica de placas terrestre. La presencia de coronas, fallas, cordilleras montañosas sugieren una corteza en movimiento, se renueva pero por procesos aún desconocidos y es previsible que sean más lentos que los terrestres.

Estudios recientes obtenidos en base a los datos de radar obtenidos por la sonda Magallanes, estiman que la corteza tiene entre 25 y 30 km de espesor, llegando hasta los 100 km en las tierras altas del planeta.

Por otro lado la lenta rotación del núcleo parcialmente fundido podría ser el causante de la ausencia de campo magnético en el planeta.

Campo Magnético de Venus

El campo magnético de Venus es insignificante si lo comparamos con el terrestre. Las primeras sondas enviadas a Venus dotadas con magnetómetros detectaron un campo magnético muy débil e insignificante. Los motivos de la ausencia del mismo son desconocidos, aunque podrían deberse en parte a la lenta rotación del planeta, lo que impide que el núcleo fundido rote creando el «efecto dinamo» que provoque un campo magnético como en los otros planetas.

El viento solar se frena en la alta atmósfera, formando un tipo diferente de magnetosfera, más parecida a la cola de un cometa, que a la magnetosfera de otros planetas. Esta extraña magnetosfera inducida provoca que corrientes de iones sean expulsados hacia el medio interplanetario a gran velocidad. Ante la práctica ausencia de campo magnético similar al terrestre, la forma de la ionosfera de Venus depende de la interacción con el viento solar. En épocas de poca actividad solar, la ionosfera de Venus se alarga y tiene forma de lágrima como un cometa.

La magnetosfera de Venus tiene al menos una onda de choque y un magnetopausa. La onda de choque se sitúa a escasos 1.900 km por encima de la superficie del planeta (0,3 radios de Venus) en momentos de actividad solar mínima. La magnetopausa se sitúa a escasos 300 km de altitud, mientras que la ionopausa o límite exterior de la ionosfera se sitúa a 250 km. Entre ambas existe una barrera donde se alcanzan los 40 nT de actividad del campo magnético y los iones alcanzan su mayor nivel energético.

El viento solar logra traspasar el débil campo magnético y la exosfera de Venus causando una gran pérdida de elementos ligeros, como iones de hidrógeno, helio y oxígeno. La doble proporción de pérdida de iones de hidrógeno respecto al oxígeno indica una constante pérdida de agua.

Recientes mediciones de la sonda europea Solar Orbiter, dedicada al estudio del Sol pero que realiza sobrevuelos de Venus periódicos para reducir su distancia y ángulo orbital respecto la eclíptica y así poder estudiar los polos de nuestra estrella, ha conseguido estimar en 303.000 km la extensión de la cola magnética de Venus. Una distancia similar a la de la Luna respecto nuestro planeta pero cerca de la mitad de extensión de la magnetosfera terrestre.

Explora el planeta Venus


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