En órbita alrededor de Marte desde 2014, estudia la pérdida de la atmósfera y su interacción con el viento solar para reconstruir la evolución climática del planeta

Pérdida de contacto con la sonda
Objetivos:
Órbita de Marte
Naves espaciales:
Mars Atmosphere and Volatile EvolutioN (MAVEN)
Fecha de lanzamiento:
18 de noviembre de 2013
Lanzador:
Atlas V 401
Lugar de lanzamiento:
Cabo Cañaveral, Florida. EEUU
Control de misión:
NASA Goddard Space Flight Center
La misión MAVEN (Mars Atmosphere and Volatile EvolutioN) es un orbitador de la NASA dedicado al estudio de la atmósfera superior de Marte y de los mecanismos que han provocado su progresiva pérdida al espacio. Lanzada en noviembre de 2013 y en órbita desde septiembre de 2014, fue concebida para responder a una de las preguntas fundamentales sobre el planeta rojo: cómo y por qué su clima cambió desde un estado más templado y húmedo a las condiciones frías y áridas actuales. Su objetivo principal es medir la tasa actual de escape de gases atmosféricos y determinar los procesos físicos que la controlan, con el fin de reconstruir la historia de la atmósfera marciana y su interacción con el viento solar.

Marte conserva en su superficie abundantes huellas de un pasado donde el agua líquida fluyó en forma de ríos, lagos e incluso mares poco profundos. Sin embargo, hoy su atmósfera es tan tenue que no puede mantener agua estable en el estado líquido. La pérdida del campo magnético global hace más de 4.000 millones de años dejó al planeta desprotegido frente al viento solar, un flujo continuo de partículas cargadas emitidas por el Sol que ha ido erosionando lentamente las capas altas de la atmósfera. MAVEN fue diseñada para cuantificar este proceso en la actualidad y extrapolarlo al pasado, permitiendo entender cuánto gas se perdió, en qué periodo y con qué consecuencias para la evolución climática y la habitabilidad del planeta.
Se trata de la primera misión dedicada de forma exclusiva a investigar la interacción entre el viento solar y la atmósfera de Marte. Forma parte del programa Scout de la NASA, destinado a misiones científicas de bajo coste y alto retorno científico. MAVEN complementa el trabajo de orbitadores como Mars Odyssey y Mars Reconnaissance Orbiter, centrados en el estudio de la superficie y la geología, aportando una visión esencial sobre la historia atmosférica del planeta.
El investigador principal de la misión es Bruce Jakosky, del Laboratorio de Física Atmosférica y Espacial (LASP) de la Universidad de Colorado Boulder. La gestión corre a cargo del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA, mientras que Lockheed Martin Space Systems construyó la nave empleando la experiencia acumulada en anteriores misiones marcianas. MAVEN sigue plenamente operativa más de una década después de su llegada, combinando la observación científica con tareas de retransmisión de datos para los vehículos que trabajan en la superficie marciana.
Objetivos de la misión MAVEN en Marte
El propósito principal de MAVEN es determinar cómo y a qué ritmo Marte ha perdido su atmósfera al espacio a lo largo del tiempo, identificando los procesos físicos responsables de esa pérdida y su influencia en la evolución climática del planeta. Para lograrlo, la misión combina mediciones in situ del entorno atmosférico y del viento solar con observaciones globales en el ultravioleta, lo que permite estudiar simultáneamente la composición, estructura y dinámica de las capas altas de la atmósfera marciana.
Entre sus objetivos específicos destacan la caracterización de la composición química e isotópica de los gases y iones atmosféricos, la medición directa de los flujos de partículas que escapan al espacio, la determinación del papel del viento solar y de los campos eléctricos y magnéticos en ese proceso, y el análisis de la respuesta atmosférica a la radiación ultravioleta extrema y a los eventos solares energéticos. MAVEN también investiga la interacción entre la ionosfera y la magnetosfera inducida de Marte, así como la formación de auroras y fenómenos transitorios en la atmósfera superior.

Al cuantificar los mecanismos actuales de pérdida de gases, la misión permite extrapolar la tasa de escape al pasado, cuando la actividad solar era mucho más intensa, y estimar la cantidad total de atmósfera que se perdió desde la desaparición del campo magnético global. Esta información es esencial para reconstruir el clima primitivo de Marte y comprender durante cuánto tiempo pudo mantener condiciones compatibles con la presencia estable de agua líquida en su superficie.
Características e instrumentación de la misión MAVEN
La sonda MAVEN fue construida por Lockheed Martin Space Systems utilizando la experiencia obtenida en misiones anteriores al planeta rojo, como Mars Odyssey y Mars Reconnaissance Orbiter. Su masa total al lanzamiento fue de 2.454 kg, incluidos 1.640 kg de combustible. La estructura principal tiene forma aproximadamente cúbica, con 2,3 metros de longitud y 1,5 metros de altura. A ambos lados se despliegan dos paneles solares con una envergadura total de 11,4 metros, capaces de generar una potencia mínima de 1.135 W. En la parte superior se encuentra la antena de alta ganancia, un reflector parabólico de 2 metros de diámetro que transmite datos en banda X a velocidades de hasta 418 kilobits por segundo.
El control de actitud se realiza mediante un conjunto de sensores estelares, giróscopos láser y volantes de inercia, asistidos por propulsores de control fino. La propulsión principal está formada por seis motores MR-107 de 22 N de empuje cada uno, complementados por seis propulsores de 2,2 N para las maniobras orbitales. Todos ellos emplean hidrazina almacenada en un tanque central, en un sistema de propulsión similar al del orbitador MRO. La sonda dispone de memoria interna para 32 gigabytes de datos y mantiene comunicación con la Tierra dos veces por semana mediante sus antenas de alta y baja ganancia.

La nave cuenta con un conjunto de ocho instrumentos científicos distribuidos en tres grupos funcionales.
La suite Particles and Fields (P&F) incluye los instrumentos dedicados al estudio de las partículas energéticas, la ionosfera y los campos eléctricos y magnéticos:
– Solar Wind Ion Analyzer (SWIA): mide la densidad, velocidad y temperatura de los iones del viento solar y del plasma marciano, proporcionando información sobre cómo interactúan con la atmósfera.
– Solar Wind Electron Analyzer (SWEA): analiza el flujo de electrones del viento solar e ionosfera, con energías entre 5 eV y 5 keV. Está situado en el extremo de un brazo desplegable de 1,7 metros para evitar interferencias de la nave.
– Suprathermal and Thermal Ion Composition (STATIC): determina la velocidad y composición de los iones térmicos y supratérmicos, permitiendo cuantificar la cantidad de material que escapa al espacio.
– Solar Energetic Particle (SEP): registra protones y electrones de alta energía procedentes de fulguraciones y eyecciones de masa coronal.
– Langmuir Probe and Waves (LPW): mide la densidad, temperatura electrónica y oscilaciones de plasma en la ionosfera mediante dos brazos desplegables de siete metros, e incluye sensores en el ultravioleta extremo para evaluar la radiación solar incidente.
– Magnetometer (MAG): dos sensores montados en los extremos de los paneles solares miden el campo magnético interplanetario y las anomalías locales de la corteza marciana con una resolución de hasta 0,1 nT.
La suite Remote Sensing, representada por el Imaging Ultraviolet Spectrograph (IUVS), observa la atmósfera en longitudes de onda de 110 a 340 nm con una resolución de 0,5 nm. Este instrumento permite analizar la distribución global de hidrógeno, oxígeno y otros componentes, así como su variación diurna y estacional.
La suite Neutral Gas and Ion Mass Spectrometer (NGIMS) completa el conjunto con un espectrómetro de masas que mide la composición y los isótopos de gases e iones en la alta atmósfera, entre 125 y 400 km de altitud. Su función es esencial para determinar la relación isotópica de elementos como argón, carbono y oxígeno, que permite estimar la cantidad de atmósfera perdida al espacio a lo largo del tiempo.
Tres de los instrumentos principales (IUVS, NGIMS y STATIC) se montan sobre la plataforma articulada APP (Articulated Payload Platform), que ajusta su orientación para optimizar la toma de datos en función de la posición orbital. MAVEN incluye además el sistema Electra UHF, que sirve como relé de comunicaciones para los rovers y módulos de superficie, facilitando la transmisión de datos entre Marte y la Tierra.
Cada elemento del sistema fue diseñado para resistir la fricción atmosférica durante las maniobras de descenso a baja altitud. Los extremos de los paneles solares presentan una inclinación de 20° para mejorar la aerodinámica en esas fases de “inmersión” atmosférica, cuando la nave alcanza altitudes de apenas 125 km. En conjunto, MAVEN combina una arquitectura robusta, instrumentación de alta precisión y flexibilidad operativa, lo que le ha permitido mantener más de una década de observaciones continuas del entorno marciano y del viento solar.
Antecedentes de la misión MAVEN en Marte
El estudio de la atmósfera marciana ha sido una prioridad desde las primeras misiones interplanetarias dedicadas a la exploración de Marte, al considerarse esencial para comprender la evolución climática del planeta. Las sondas Mariner 6 y Mariner 7, en 1969, y posteriormente Mariner 9 en 1971, mostraron que Marte poseía una atmósfera muy tenue compuesta principalmente por dióxido de carbono. En la década de 1970, las misiones Viking realizaron las primeras mediciones directas de presión, temperatura y composición, confirmando que la atmósfera actual no permite la existencia estable de agua líquida en la superficie. A pesar de ello, las imágenes de canales y deltas fluviales, junto con la detección de minerales hidratados, indicaban que en el pasado el planeta tuvo un clima más cálido y una atmósfera más densa.
En los años ochenta, el instrumento europeo ASPERA (Analyzer of Space Plasmas and Energetic Atoms), a bordo de la sonda soviética Fobos 2, aportó las primeras evidencias directas de erosión atmosférica causada por el viento solar. Sus mediciones mostraron que Marte estaba perdiendo iones de oxígeno al espacio a un ritmo de unos 3 × 10²⁵ por segundo. Décadas después, la versión mejorada ASPERA-3 de la misión Mars Express de la Agencia Espacial Europea refinó esos cálculos, estimando una pérdida de unos 20 g por segundo, aunque con una cobertura espacial y temporal limitada. Ninguna de estas misiones estaba dedicada exclusivamente al estudio de las capas altas de la atmósfera, por lo que la naturaleza precisa de los procesos de escape seguía sin conocerse.
Durante las décadas de 1990 y 2000, los orbitadores Mars Global Surveyor, Mars Odyssey y Mars Reconnaissance Orbiter continuaron aportando información indirecta sobre la atmósfera marciana y el entorno magnético local. Los datos acumulados reforzaron la idea de que la pérdida atmosférica fue un proceso sostenido tras la desaparición del campo magnético global, que había dejado al planeta vulnerable al viento solar.
En este contexto se gestó MAVEN, concebida como la primera misión destinada exclusivamente a estudiar la interacción entre el viento solar y la atmósfera superior de Marte. Seleccionada por la NASA en 2008 dentro del programa Scout, fue evaluada como la propuesta con mayor valor científico y menor riesgo técnico entre veinte candidaturas. Su desarrollo comenzó en 2009 bajo la dirección del Centro Goddard, con la participación del Laboratorio de Física Atmosférica y Espacial de la Universidad de Colorado Boulder y la empresa Lockheed Martin. MAVEN debía cuantificar de forma directa los mecanismos de escape de gases y su relación con la actividad solar, proporcionando la información necesaria para reconstruir la evolución atmosférica del planeta a lo largo de miles de millones de años.
Desarrollo de la misión MAVEN en Marte
Lanzamiento de la misión MAVEN
El lanzamiento de la sonda MAVEN tuvo lugar el 18 de noviembre de 2013 a las 18:28 UTC desde la Base de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral, Florida, mediante un cohete Atlas V 401 de la empresa United Launch Alliance. La misión, designada AV-038, colocó al orbitador en una trayectoria interplanetaria directa hacia Marte tras una inserción inicial en órbita terrestre baja y la posterior ignición de la etapa Centaur. El lanzamiento marcó el inicio de la primera misión dedicada exclusivamente al estudio de la atmósfera superior marciana y su interacción con el viento solar.
El coste total, incluyendo el vehículo lanzador y las operaciones de desarrollo, ascendió a unos 647 millones de dólares. La nave, de 2.454 kg de masa total, fue liberada con una velocidad de escape suficiente para colocarse en una órbita solar de 0,96 × 1,45 unidades astronómicas, que garantizaba el encuentro con Marte aproximadamente diez meses después.

Viaje interplanetario y maniobras de corrección de trayectoria
Durante la fase inicial de crucero, el equipo de control en el Centro Goddard supervisó el despliegue de los paneles solares, la activación de los sistemas de comunicación y la verificación de todos los subsistemas. Los instrumentos científicos permanecieron apagados o en modo de calibración hasta el final del trayecto, con excepción del magnetómetro y los sensores de radiación, que comenzaron a registrar datos del entorno interplanetario como referencia.
La navegación interplanetaria incluyó varias maniobras de corrección de trayectoria (TCM, por sus siglas en inglés) para ajustar la ruta hacia el punto de encuentro previsto. La primera se realizó pocas semanas después del lanzamiento para refinar la velocidad y dirección del vehículo. Otras maniobras menores se efectuaron en los meses siguientes, modificando ligeramente la inclinación del plano orbital y el momento de llegada, con el fin de optimizar el encendido de inserción en órbita marciana.
Durante el viaje, MAVEN recorrió más de 680 millones de kilómetros en una trayectoria heliocéntrica ligeramente elíptica. Las operaciones se desarrollaron sin incidentes significativos, con comunicaciones regulares y una estabilidad térmica dentro de los márgenes previstos. Esta fase permitió validar los sistemas de propulsión y control de actitud, fundamentales para la maniobra crítica de inserción orbital.
A lo largo del crucero, los ingenieros realizaron ensayos de los motores principales MR-107 y de los sistemas redundantes de navegación. El equipo científico, por su parte, llevó a cabo calibraciones del espectrómetro ultravioleta IUVS y del magnetómetro MAG para garantizar su precisión una vez en Marte. La fase de crucero también sirvió para sincronizar la orientación del sistema de comunicaciones Electra, que posteriormente actuaría como enlace con los rovers de superficie.
Tras casi diez meses de viaje interplanetario, MAVEN se aproximó al planeta rojo en septiembre de 2014 con una trayectoria cuidadosamente ajustada. La preparación para la inserción orbital comenzó varios días antes del encuentro, con verificaciones de software, comprobaciones de orientación y simulaciones del encendido principal. En ese momento, la nave había mantenido todos sus sistemas operativos nominales y conservaba un margen suficiente de propelente para futuras maniobras orbitales y campañas científicas
Inserción orbital y primeras operaciones científicas
MAVEN llegó a Marte el 22 de septiembre de 2014 a las 01:50 UTC, momento en que inició la maniobra de inserción orbital (MOI, Mars Orbit Insertion). A una altitud de unos 380 km sobre el polo norte del planeta, la nave encendió sus seis motores principales MR-107 durante 34 minutos y 26 segundos, once más de lo previsto, reduciendo su velocidad en 1,23 km/s. La maniobra se desarrolló con total normalidad y permitió que el orbitador quedara capturado por la gravedad marciana en una órbita elíptica inicial de 380 × 44.600 km, con una inclinación de 75°.

En los días posteriores, MAVEN completó varias maniobras adicionales para ajustar su órbita a los parámetros de operación científica. Durante las seis semanas siguientes, los equipos de la NASA realizaron verificaciones de los sistemas de a bordo, calibraciones de los instrumentos y comprobaciones de la plataforma articulada APP. Una vez completada esta fase de puesta en marcha, la nave alcanzó su órbita definitiva, de 150 × 6.200 km y un periodo de 4,5 horas, desde la que podría combinar observaciones globales con mediciones locales de la atmósfera superior.
A diferencia de otros orbitadores, MAVEN no utiliza una órbita circular, sino altamente elíptica. Esta configuración permite que, en el punto más cercano (periapsis), la nave mida directamente la interacción entre el viento solar y las capas altas de la atmósfera, mientras que en el punto más lejano (apoapsis) obtiene una visión completa del planeta en el ultravioleta. Desde el inicio de las operaciones científicas, la misión programó cinco fases de inmersión atmosférica o “deep dips”, durante las cuales el periapsis se redujo hasta unos 125 km de altitud para analizar con mayor detalle la transición entre la ionosfera y la exosfera. Cada campaña comprendía unas veinte órbitas consecutivas y se realizaba sobre regiones distintas de Marte, lo que permitió construir un mapa tridimensional de la atmósfera superior y sus variaciones espaciales y temporales.
Para soportar las condiciones de rozamiento en estas altitudes tan bajas, los paneles solares de MAVEN están inclinados 20° hacia delante, reduciendo la resistencia aerodinámica. En paralelo, el sistema de propulsión ajusta constantemente la actitud de la nave para mantener su estabilidad y orientación respecto al flujo atmosférico. Las operaciones científicas comenzaron oficialmente en noviembre de 2014, tras la validación completa de los instrumentos y la confirmación de que todos funcionaban dentro de los parámetros nominales.

Resultados científicos y descubrimientos de MAVEN
Desde el inicio de sus operaciones científicas en noviembre de 2014, MAVEN ha transformado la comprensión de la atmósfera marciana y de su interacción con el viento solar. Los primeros datos confirmaron de forma directa que la atmósfera del planeta sigue perdiéndose al espacio, aunque a un ritmo mucho menor que en el pasado. Las mediciones del espectrómetro de masas NGIMS mostraron un enriquecimiento en los isótopos pesados de gases nobles como el argón y el neón, indicio inequívoco de que los isótopos más ligeros escaparon con mayor facilidad a lo largo del tiempo. Estos resultados permitieron, por primera vez, cuantificar la contribución del viento solar a la desaparición de la atmósfera y, en consecuencia, a la pérdida de agua en la superficie marciana.


En 2015, los equipos científicos publicaron los primeros estudios completos sobre la tasa de escape de partículas, estimada en unos 100 g por segundo bajo condiciones normales. Las observaciones demostraron además que durante los episodios de alta actividad solar esta cifra se multiplica hasta veinte veces, lo que implica que, en los primeros cientos de millones de años de historia marciana, cuando el Sol era mucho más activo, el ritmo de pérdida debió de ser lo suficientemente intenso como para eliminar gran parte de la atmósfera primitiva. MAVEN identificó dos regiones principales de escape: una “cola” que se extiende en dirección opuesta al Sol y un “penacho” perpendicular al plano de la eclíptica, responsable de aproximadamente una cuarta parte del flujo total de iones fugitivos.
Los instrumentos IUVS y MAG revelaron también la existencia de un sistema magnético residual, formado por pequeñas regiones de magnetización en la corteza marciana. Estas zonas generan “burbujas” magnéticas que desvían parcialmente el viento solar, produciendo estructuras dinámicas en la ionosfera que cambian según la orientación del campo interplanetario. Estas mediciones confirmaron que, aunque Marte perdió su campo magnético global hace más de 4.000 millones de años, conserva todavía un magnetismo local capaz de influir en el escape de gases y en la formación de auroras.
En septiembre de 2017, MAVEN registró un fenómeno de aurora global causado por una eyección de masa coronal particularmente intensa. El evento incrementó los niveles de radiación sobre Marte hasta el doble de los medidos anteriormente y generó un brillo ultravioleta 25 veces más intenso que el de las auroras típicas. Estos datos resultaron fundamentales para estimar los efectos de la actividad solar en el entorno marciano y para planificar la protección de futuras misiones tripuladas frente a episodios de radiación extrema.

Un año después, en 2018, MAVEN detectó un nuevo tipo de aurora, denominada “proton aurora”, originada cuando los protones del viento solar capturan electrones al penetrar en la atmósfera marciana, emitiendo radiación ultravioleta. Este descubrimiento demostró que las auroras marcianas no dependen únicamente de los campos magnéticos locales, sino también de la composición y dinámica del viento solar. En 2022, la colaboración entre MAVEN y la misión emiratí Al Amal (Emirates Mars Mission) permitió observar por primera vez auroras de tipo irregular o “patchy proton aurora”, más fragmentadas y cambiantes que las conocidas hasta entonces. La combinación de observaciones remotas de Al Amal con mediciones directas de plasma de MAVEN aportó una visión tridimensional sin precedentes de la interacción solar-atmosférica en Marte.


A lo largo de su misión prolongada, MAVEN ha seguido registrando la respuesta de la atmósfera a los cambios del ciclo solar, estudiando cómo la radiación y las partículas energéticas modifican la estructura de la ionosfera. En paralelo, su sistema de comunicaciones Electra ha servido como relé de enlace para los rovers Curiosity y Perseverance, asegurando la continuidad de las transmisiones de datos desde la superficie.
A comienzos de 2022, la misión experimentó un problema temporal en su sistema de control de actitud debido a una anomalía en la unidad de navegación inercial, lo que obligó a suspender las observaciones científicas durante varias semanas. El equipo logró restablecer las operaciones utilizando un modo de control alternativo basado en sensores estelares, demostrando la robustez del diseño y la capacidad de adaptación del sistema.

En 2023 circularon informaciones no oficiales sobre una posible reducción de presupuesto y la cancelación anticipada de las operaciones científicas. Sin embargo, la NASA confirmó poco después que MAVEN seguiría activa, integrándose en el marco operativo del Mars Relay Network, la red de orbitadores que asegura la comunicación entre la superficie y la Tierra.
En mayo de 2025, la sonda protagonizó uno de sus hallazgos más relevantes al detectar directamente, por primera vez, el proceso de “sputtering”, un mecanismo de escape atmosférico que se había deducido teóricamente pero nunca observado. Este fenómeno ocurre cuando los iones energéticos del viento solar impactan sobre la atmósfera y expulsan átomos neutros al espacio. La observación simultánea con los instrumentos SWIA, MAG y NGIMS permitió elaborar un mapa tridimensional de las zonas donde se producía el desprendimiento de átomos de argón. Los resultados mostraron que el ritmo de “sputtering” es cuatro veces superior a lo estimado previamente y se intensifica durante las tormentas solares. Este descubrimiento confirmó que dicho proceso desempeñó un papel esencial en la pérdida de la atmósfera y del agua marciana durante las primeras etapas de la historia del planeta.
Pocos días después, MAVEN confirmó desde órbita la observación de una aurora verde detectada por el rover Perseverance desde la superficie, la primera observada in situ en Marte. Este fenómeno, producido por la excitación de átomos de oxígeno en la atmósfera superior, sugiere que las auroras podrían ser visibles para futuros astronautas bajo determinadas condiciones.

En octubre de 2025, un estudio basado en más de cinco años de observaciones de MAVEN identificó más de 4.000 estructuras magnéticas helicoidales, conocidas como flux ropes, distribuidas en la ionosfera y la magnetosfera marcianas. Estas cuerdas de flujo, formadas por reconexión magnética o por inestabilidades en los límites de la magnetosfera, resultaron ser casi igual de frecuentes en todo el planeta. El análisis mostró que ambas pueden transportar iones de oxígeno hacia la cola magnética, contribuyendo al escape de la atmósfera marciana. En particular, las flux ropes generadas por inestabilidades parecen originarse en el lado diurno y desplazarse hacia la noche, arrastrando partículas energéticas más allá de la gravedad de Marte y favoreciendo así la pérdida progresiva de gases atmosféricos.

En noviembre de 2025, MAVEN incorporó una contribución adicional a su programa científico al registrar la firma ultravioleta del cometa interestelar 3I/ATLAS durante su paso a unos 30.600.000 km de Marte. Las observaciones se realizaron con el espectrógrafo IUVS en un conjunto de exposiciones acumuladas que permitieron distinguir la emisión de hidrógeno asociada al cometa frente al fondo de hidrógeno marciano e interplanetario. La detección aportó un punto de referencia diferente dentro de la campaña internacional de seguimiento del objeto, ya que permitió caracterizar la extensión de la envoltura de hidrógeno y evaluar su comportamiento a grandes distancias heliocéntricas. Estas mediciones complementaron las observaciones simultáneas obtenidas por otros orbitadores en Marte y por misiones orientadas al estudio solar.
Estado actual de la misión MAVEN en órbita marciana
Los resultados acumulados por MAVEN a lo largo de más de una década han redefinido la comprensión del entorno espacial de Marte. La misión ha demostrado que la pérdida atmosférica no fue un proceso súbito, sino una erosión progresiva impulsada por la actividad solar y la ausencia de un escudo magnético global. Su continuidad operativa permite monitorizar la influencia del ciclo solar actual sobre la atmósfera marciana y aportar datos fundamentales para la planificación de futuras misiones tripuladas y robóticas. MAVEN sigue siendo el principal observatorio de la alta atmósfera marciana, pieza clave para entender cómo un planeta que alguna vez fue habitable se convirtió en el mundo frío y árido que observamos hoy.
En diciembre de 2025, la NASA informó de una pérdida temporal de contacto con la sonda MAVEN tras pasar detrás de Marte. Antes del evento, los datos de telemetría indicaban un funcionamiento nominal de todos los subsistemas. Sin embargo, al reaparecer desde el lado oculto del planeta, la red de espacio profundo no detectó señal alguna. Los equipos de la misión y de operaciones trabajan para determinar la causa de la anomalía y restablecer las comunicaciones. MAVEN, que lleva más de una década en órbita marciana, continúa siendo esencial tanto para el estudio de la atmósfera superior y su interacción con el viento solar como para las tareas de retransmisión de datos entre la Tierra y los vehículos en superficie.
Por otro lado, según la Solicitud de Presupuesto Presidencial de la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca para la NASA correspondiente al año fiscal 2026, la misión MAVEN figura entre los proyectos cuyo cierre operativo está previsto por motivos presupuestarios. La propuesta plantea la finalización progresiva de las operaciones científicas y de apoyo a comunicaciones dentro del Mars Relay Network, priorizando los recursos hacia nuevas misiones del programa de exploración marciana. No obstante, la decisión definitiva dependerá del proceso de revisión presupuestaria y de la aprobación final del Congreso de los Estados Unidos.
Cronología de la misión MAVEN
| Lanzamiento | 18 noviembre 2013 |
| Inserción en órbita de Marte | 22 septiembre 2014 |
| Inicio de operaciones científicas | noviembre 2014 |
| Pérdida de contacto con el orbitador | 6 diciembre 2025 |
Galería de imágenes de la misión MAVEN


La misión MAVEN obtuvo esta detección ultravioleta del hidrógeno emitido por el cometa interestelar 3I/ATLAS durante su aproximación a Marte. El brillo azulado corresponde a la emisión del cometa y se distingue del hidrógeno marciano e interplanetario.
Créditos: NASA/GSFC/University of Colorado Boulder.

Una representación artística muestra una tormenta solar que impacta Marte y extrae iones de la atmósfera superior.
Créditos: NASA/Goddard Space Flight Center

Póster conmemorativo del décimo aniversario de la sonda MAVEN en órbita alrededor de Marte, destacando una década de observaciones continuas sobre la atmósfera y el entorno espacial del planeta rojo.
Créditos: NASA/Goddard Space Flight Center

El instrumento IUVS de MAVEN captó una imagen del hidrógeno que rodea al cometa Siding Spring dos días antes de su encuentro con Marte, el 17 de octubre de 2014.
Créditos: LASP/University of Colorado/NASA.

Recreación artística de la sonda MAVEN en órbita alrededor de Marte, con sus paneles solares desplegados y la antena de alta ganancia orientada hacia la Tierra.
Créditos: NASA/GSFC

Representación artística de la sonda MAVEN durante su viaje interplanetario hacia Marte tras su lanzamiento en noviembre de 2013.
Créditos: NASA/GSFC/Lockheed Martin

Emblema de la misión Mars Atmosphere and Volatile EvolutioN (MAVEN) de la NASA, con la representación del orbitador y el planeta Marte.
Créditos: NASA/GSFC/LASP

Ingenieros de Lockheed Martin completan la integración de la sonda MAVEN en sala limpia antes de las pruebas ambientales previas a su lanzamiento desde Cabo Cañaveral en 2013.
Créditos: NASA/Lockheed Martin
Referencias y más información:
- NASA Goddard Space Flight Center. MAVEN Mission Overview. https://www.nasa.gov/maven
- University of Colorado Boulder, Laboratory for Atmospheric and Space Physics (LASP). MAVEN Science and Instruments. https://lasp.colorado.edu/maven
- Jakosky, B. M. et al. (2015). MAVEN observations of the response of Mars to an interplanetary coronal mass ejection. Science, 350(6261), aad0210.
- Beyond Earth. A Chronicle of Deep Space Exploration, 1958-2016. Asif A. Siddiqi (PDF)
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