Marte siempre ha fascinado. Su color rojizo, asociado a la guerra y destrucción y la especulación de la posibilidad de que exista o haya existido vida en el planeta siempre ha permanecido en la mayoría de astrónomos.

A finales del siglo XIX, los astrónomos Giovanni Schiaparelli y Percival Lovell defendían la existencia de canales artificiales creados por inteligencia extraterrestre para transportar agua de los polos al seco ecuador marciano. Desde entonces en la cultura popular está arraigada la creencia de que en Marte existe vida inteligente.

Primeras intentos soviéticos por llegar a Marte

La Unión Soviética y Estados Unidos hicieron del planeta rojo una de las prioridades de exploración en la carrera espacial de los años sesenta durante la Guerra Fría.

Los primeros en intentarlo fueron los soviéticos. En algo más de cuatro años entre octubre de 1960 y noviembre de 1964 lanzaron seis misiones pero ninguna de ellas fue exitosa. De ellas la Mars 1 fue la que más cerca estuvo de sobrevolar Marte. Se perdió el contacto con la sonda después de abandonar la órbita terrestre, a más de 107 millones de km de distancia, dos meses antes de pasar a tan solo 193 000 kilómetros de distancia.

Primeras misiones estadounidenses Mariner a Marte

Al igual que la URSS, a la NASA también tuvo problemas en el inicio de la exploración marciana. En 1964, lanzaron dos sondas gemelas, la Mariner 3 y la Mariner 4, y solo esta última pudo completar su misión. Sobrevoló el planeta a tan solo 9.864 km de su superficie enviando las primeras imágenes cercanas de la superficie de Marte. La desilusión por los resultados se hizo evidente, un planeta árido, lleno de cráteres y una tenue atmósfera, ni rastro de marcianos, ni canales, ni agua ni nada parecido a la geografía terrestre.

En la ventana de 1969 lanzaron las dos sondas gemelas Mariner 6 y Mariner 7 con un mes de diferencia, llegando proporcionando nuevos datos de la atmósfera y superficie marcianas confirmando el aspecto hóstil y ningún indicio de vida en el pasado marciano.

Antes de intentar una misión de aterrizaje, la NASA envió dos sondas orbitales idénticas, Mariner 8 y Mariner 9 en la ventana de mayo de 1971. La primera falló, pero la Mariner 9 consiguió orbitar Marte por primera vez. Aunque cuando llegó a su destino en noviembre de 1971 el planeta entero estaba cubierto de polvo por una tormenta global, durante su casi un año de misión cartografió el planeta en su totalidad. Las imágenes revelaron gigantes volcanes inactivos, la gran grieta marciana que se llamo Vallis Marineris en su honor y signos de antiguos cauces fluviales. De pronto el planeta rojo lograba fascinar de nuevo a la comunidad científica y al público en general.

Primeros éxitos parciales y fin del Programa Mars soviético

En la ventana de mayo de 1971 y tras haber perdido ya la carrera por la Luna, la URSS intentó mediante tres sondas orbitar Marte, cosechando los dos primeros éxitos tras once intentos. El primero de ellos, la sonda Mars 2, consiguió entrar en órbita marciana tan solo 14 días más tarde que la Mariner 9. Desplegó una sonda de aterrizaje que se estrelló en la superficie. La misión Mars 3, compuesta también por un vehículo orbital y una sonda de aterrizaje, consiguió amartizar el 2 de diciembre de 1971 perdiendo el contacto a los excasos segundos, solo pudiendo enviar una imagen incompleta.

En la ventana del verano de 1973 enviaron dos misiones orbitales y dos misiones de aterrizaje. De los orbitadores, el Mars 4 solo pudo realizar un sobrevuelo pasando a 1.800 km del planeta, mientras que la sonda Mars 5 consiguió entrar en órbita en febrero de 1974 transmitiendo numerosas imágenes de la superficie, pero debido a un fallo técnico, se perdió el contacto con la sonda a los nueve días. Los aterrizadores tuvieron similar suerte, la Mars 6 consiguió transmitir datos durante el descenso pero perdió el contacto antes de amartizar al nordeste de la cuenca de Argyre. La Mars 7, última de las 15 misiones enviadas por los soviéticos a Marte, no consiguió amartizar, debido de nuevo a un problema técnico, la sonda de aterrizaje se separó pero no consiguió realizar la maniobra de frenado, desviándose de su ruta y pasando a 1.300 km de la superficie.

Tras esta misión concluiría el Programa soviético Mars, con una gran tasa de fracasos y con algún que otro éxito puntual, pero desde el punto de vista científico muy lejos del obtenido por el programa Mariner norteamericano y de lo que estaba por venir, las sondas Viking. Las principales causas del elevado número de fracasos se debieron en su mayoría en el lanzamiento. Tras el fiasco de las cuatro últimas misiones, las autoridades soviéticas decidieron abandonar los planes de exploración marciana centrándose exclusivamente en Venus, donde gozaban de mayor fortuna y tasa de éxito. De haber sido los primeros en intentar explorar el planeta rojo, permanecerían durante más de 15 años sin enviar una sonda a las inmediaciones de Marte.

El Programa Viking norteamericano: siete años estudiando Marte en profundidad

El Programa Viking constaba de dos misiones compuestas por un orbitador y un módulo aterrizador cada una. Dichos módulos eran complejos laboratorios con estaciones climáticas y diversos experimentos biológicos para intentar descubrir la presencia de algún tipo de vida microbiana en el ambiente marciano. Detectaron una inesperada actividad química en el suelo marciano pero sin pruebas claras de presencia de vida. La Viking 1 fue lanzada en agosto de 1975 y llegó al planeta rojo en julio de 1976 amartizando en Chryse Planitia, una llanura circular en el hemisferio norte muy cerca de la región volcánica de Tharsis. Por su parte la Viking 2 fue lanzada en septiembre de 1975 llegando un año más tarde en septiembre de 1976. Tras años en funcionamiento, se convirtieron en las primeras sondas en operar tanto tiempo en otro mundo. El primero en dejar de transmitir fue el orbitador de la Viking 2 en julio de 1978. Por su parte, el orbitador de la Viking 1 transmitió hasta agosto de 1980 tras superar los cuatro años y 1.489 órbitas. Los aterrizadores o landers fueron igual de longevos, pese haber sido diseñados para misiones de solo 90 días de duración. El lander o aterrizador de la Viking 2 transmitió hasta abril de 1980 tras tres años y siete meses en la superficie marciana. El aterrizador de la Viking 1 dejó de funcionar en noviembre de 1982, tras seis años y tres meses de misión continuada desde la superficie.

Renacimiento de la exploración de Marte con el programa Mars Global Surveyor y Pathfinder

Después del éxito del Programa Viking, la NASA experimentó un período de inactividad en la exploración de Marte. Sin embargo, el interés resurgió en la década de 1990 con el lanzamiento de nuevas misiones. En septiembre de 1992, se lanzó el Mars Observer con el objetivo de estudiar la geología y el clima de Marte en una misión de alto presupuesto para la NASA, pero en agosto de 1993 se perdió contacto con la sonda tres días antes de que entrara en órbita, probablemente debido a una explosión en el sistema de propulsión. Con el fracaso de la misión, la NASA reconsideró sus planes de exploración marciana, creando en 1993 el Programa de Exploración de Marte (MEP) que trataría a largo plazo de explorar el planeta mediante orbitadores, aterrizadores y rovers.

El éxito regresó con el lanzamiento del Mars Global Surveyor en 1996, un orbitador que proporcionó datos detallados sobre la topografía, gravedad y campo magnético de Marte durante más de una década, hasta 2006. También en 1996, la misión Mars Pathfinder, que incluyó el rover Sojourner, demostró la viabilidad de la exploración móvil en la superficie marciana, proporcionando imágenes y análisis químicos de las rocas y el suelo circundantes.

Sin embargo, también se enfrentaron fracasos significativos. En 1996, Rusia perdió la ambiciosa misión Mars 96 que constaba de un orbitador, dos aterrizadores y dos penetradores. Fue lanzada junto a la primera misión china al planeta rojo, la misión Yinghuo-1. Tras el lanzamiento y problemas con la cuarta etapa no logró superar la órbita terrestre. En diciembre de 1998, se lanzó el Mars Climate Orbiter para estudiar el clima y la atmósfera de Marte, pero en septiembre de 1999 se perdió debido a un error de navegación causado por la confusión entre unidades imperiales y métricas. En el mismo año, la Mars Polar Lander, lanzada para estudiar la capa de hielo en la región polar sur de Marte, perdió contacto durante el aterrizaje en diciembre de 1999, probablemente debido a un error en el software que apagó los motores de descenso prematuramente.

Siglo XXI de exploración marciana internacional

El inicio del siglo XXI trajo consigo una intensificación en la exploración de Marte, marcada por una serie de misiones exitosas que ampliaron significativamente nuestro conocimiento del planeta rojo. En 2001, la NASA lanzó la Mars Odyssey, una sonda orbital que aun sigue recabando datos sobre la composición de la superficie marciana y la radiación ambiental.

En 2003, los rovers gemelos Spirit y Opportunity fueron lanzados como parte del programa Mars Exploration Rover. Ambos rovers superaron con creces sus expectativas de vida y misión, explorando la superficie de Marte durante años. Spirit operó hasta 2010, mientras que Opportunity continuó enviando datos hasta 2018. Estos rovers encontraron evidencias de antiguos ambientes acuosos que podrían haber sido habitables en el pasado.

En 2003, la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzó su primer orbitador al planeta rojo, la misión Mars Express y en 2005 la NASA envió el orbitador con la cámara más potente hasta la fecha, la misión Mars Reconnaisance Orbiter. Actualmente operativos, siguen proporcionado una gran cantidad de datos sobre la atmósfera y la geología de Marte.

En 2011, la NASA lanzó el rover Curiosity, que aterrizó en el cráter Gale en agosto de 2012. Equipado con un laboratorio científico completo, Curiosity ha estado investigando la habitabilidad pasada de Marte, buscando signos de vida y estudiando el clima y la geología marciana. La misión ha proporcionado pruebas de que el cráter Gale alguna vez tuvo condiciones favorables para la vida microbiana.

En 2013, la Agencia Espacial India (ISRO) lanzó la misión Mars Orbiter Mission (MOM), también conocida como Mangalyaan. Esta sonda logró entrar en órbita alrededor de Marte en septiembre de 2014, convirtiendo a India en el primer país en lograrlo en su primer intento. Con esta misión India se convirtió en la cuarta potencia espacial en llegar al planeta rojo. Diseñada con instrumentación propia, estudió aspectos de la superficie, la morfología, la mineralogía y la atmósfera de Marte, hasta abril de 2022.

La Agencia Espacial Europea (ESA), en colaboración con Roscosmos, lanzó la misión ExoMars, que incluye el orbitador Trace Gas Orbiter (TGO) en una primera misión lanzada en 2016 y el rover Rosalind Franklin, programado para lanzarse en 2024, pero finalmente cancelada debido al conflicto ucraniano y las sanciones europeas a Rusia. El orbitador TGO, aún operativo buscando trazas de algunos gases como metano, iba acompañado del aterrizador Schiaparelli, primer intento de la ESA en alcanzar la superficie marciana, pero la misión fracasó al estrellarse contra la superficie a gran velocidad.

La NASA continuó su exploración con la misión InSight, lanzada en mayo de 2018 y aterrizada en noviembre del mismo año. A diferencia de misiones anteriores, InSight estaba enfocada en estudiar el interior profundo de Marte. Equipado con un sismómetro y una sonda de flujo de calor, InSight ha estado investigando la estructura interna del planeta, registrando su actividad sísmica y térmica hasta finales de 2022.

En 2020, la misión Al Amal (Hope) de los Emiratos Árabes Unidos se unió a la exploración de Marte. Lanzada en julio de 2020, la sonda entró en órbita marciana en febrero de 2021. Al Amal está diseñada para estudiar la atmósfera y el clima de Marte a gran distancia, proporcionando una visión completa de la dinámica atmosférica del planeta.

China también ha emergido como un actor importante en la exploración de Marte. En 2020, la misión Tianwen-1 de la CNSA (Administración Nacional del Espacio de China) llegó a Marte, incluyendo un orbitador, un módulo de aterrizaje y el rover Zhurong. Zhurong aterrizó con éxito en mayo de 2021 y ha estado explorando la región de Utopia Planitia, proporcionando datos valiosos sobre la geología y el entorno marciano durante un año.

El siguiente gran avance en la exploración de Marte fue el lanzamiento del rover Perseverance en julio de 2020, que aterrizó en el cráter Jezero en febrero de 2021. Perseverance está diseñado para buscar signos directos de vida pasada y recoger muestras de rocas y suelo que se almacenarán para una futura misión de retorno a la Tierra. Esta misión también incluyó el helicóptero Ingenuity que realizó los primeros vuelos controlados en la atmósfera marciana, hasta 72, demostrando la viabilidad del uso de drones para la exploración aérea de otros mundos.

En noviembre de 2025, la NASA lanzó la misión ESCAPADE (Escape and Plasma Acceleration and Dynamics Explorers), formada por dos sondas gemelas que viajarán hasta Marte para estudiar cómo el viento solar interactúa con su atmósfera superior. Su llegada está prevista para 2027, cuando comenzarán a cartografiar el entorno magnético y el plasma que rodea al planeta, proporcionando una visión tridimensional de su interacción con el espacio interplanetario.

Actualmente la NASA está definiendo su futura misión de recolección de muestras marcianas en colaboración con la ESA. China por su parte ha declarado también estar detrás del mismo objetivo, por lo que podría darse una suerte de carrera por ser el primero en hacerlo y acelerar los planes de las agencias. Posiblemente a finales de esta década tengan lugar estas misiones aunque por su alto coste y complejidad no es descartable largos retrasos.

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